La líder opositora María Corina Machado fue galardonada este viernes con el Premio Nobel de la Paz 2025, convirtiéndose en la primera venezolana en recibir este reconocimiento. El Comité Noruego destacó su “valiente defensa de los valores democráticos y su compromiso con una transición pacífica en Venezuela”, un país que lleva más de dos décadas bajo el control del chavismo.
La noticia fue confirmada desde Oslo en horas de la mañana, generando una ola de reacciones internacionales. Desde su lugar de residencia en la clandestinidad, Machado aseguró sentirse “en shock” al recibir la llamada del Comité Nobel. “Este reconocimiento pertenece al pueblo venezolano que no se rinde”, expresó la dirigente liberal, en comunicación con su aliado político Edmundo González, el candidato opositor en las elecciones presidenciales de 2024.
Nacida en Caracas en 1967, María Corina Machado es ingeniera industrial de la Universidad Católica Andrés Bello, con estudios en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y programas internacionales en liderazgo político en la Universidad de Yale. En 2002 fundó la organización civil Súmate, dedicada a promover la transparencia electoral, y más adelante creó el movimiento Vente Venezuela, con el que consolidó su liderazgo dentro de la oposición.
Su carrera política despegó en 2011, cuando fue elegida diputada con la votación más alta de su estado. Sin embargo, en 2014 fue destituida por el régimen de Nicolás Maduro tras participar como representante alterna de Panamá en la OEA, denunciando la represión en su país. Desde entonces, Machado se ha convertido en una de las voces más firmes contra el autoritarismo venezolano, defendiendo una transición política basada en la resistencia civil, el Estado de derecho y el libre mercado.
Durante las últimas dos décadas, su discurso ha combinado una defensa frontal de la libertad política con una visión liberal en lo económico. Ha propuesto la apertura del mercado, la privatización de empresas estatales y la recuperación institucional como pilares para reconstruir el país. Aunque sus detractores la acusan de adoptar posturas demasiado confrontativas, su figura se ha convertido en un referente moral y político para millones de venezolanos dentro y fuera del país.
El liderazgo de María Corina Machado se consolidó con su victoria en las primarias opositoras de 2023, donde obtuvo más del 90 % de los votos, pese a estar inhabilitada políticamente por el régimen. Su triunfo, considerado un mandato ciudadano, la posicionó como la principal figura de la oposición frente a Nicolás Maduro.
Sin embargo, su candidatura fue bloqueada nuevamente en 2024. Ante la imposibilidad de participar, Machado promovió la postulación del diplomático Edmundo González, quien asumió la bandera de la unidad opositora. A pesar de las irregularidades denunciadas y los reportes de fraude, los comicios del 28 de julio de 2024 dejaron una sensación de victoria moral para el bloque democrático, que logró movilizar a millones de votantes dentro y fuera del país.
Tras la elección, Machado denunció la manipulación de resultados y la persecución política, obligándola a pasar varios meses en la clandestinidad. Desde entonces, ha mantenido su activismo político a través de mensajes grabados y declaraciones virtuales, convirtiéndose en un símbolo de resistencia pacífica frente al autoritarismo.
El Comité Noruego del Nobel justificó el galardón al afirmar que Machado “ha mantenido viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad”, subrayando que “la defensa pacífica de los derechos políticos es también una forma de construir la paz”.
El premio, por tanto, no solo reconoce a una persona, sino a todo un movimiento ciudadano que ha enfrentado la represión con organización civil, movilización no violenta y persistencia democrática. La distinción también envía un mensaje directo a los regímenes autoritarios del mundo: la comunidad internacional sigue observando y premiando la resistencia cívica frente al poder absoluto.
“Este Nobel pertenece a cada venezolano que ha resistido con dignidad. No se trata de mí, sino de nuestro derecho a vivir en libertad”, declaró Machado en un comunicado difundido tras el anuncio.
El reconocimiento internacional llega en un momento de alta tensión política. Machado continúa inhabilitada y con medidas judiciales en su contra, mientras el gobierno de Maduro ha intensificado su discurso contra la oposición. En mayo pasado, el mandatario venezolano la calificó como “una diabla perversa” y la acusó de financiar “actos de desestabilización”.
No obstante, el Nobel le otorga una nueva capa de protección simbólica y diplomática. Varios gobiernos latinoamericanos y europeos ya han expresado su respaldo al premio, llamando al régimen venezolano a respetar los derechos civiles y a restablecer condiciones democráticas.
Para muchos analistas, este galardón marca un punto de inflexión. No solo coloca la crisis venezolana en el centro del debate internacional, sino que convierte a María Corina Machado en un ícono global de la lucha pacífica por la libertad. Su nombre se une al de otras figuras que recibieron el Nobel de la Paz por resistir dictaduras, como Aung San Suu Kyi, Lech Wałęsa o Nelson Mandela.
Más allá de las fronteras de Venezuela, su reconocimiento inspira a movimientos democráticos en América Latina y en otras regiones donde los regímenes autoritarios siguen restringiendo las libertades.
En palabras de un analista político citado por The Guardian, “el Nobel de la Paz a Machado no es solo un premio a una persona; es un recordatorio de que la democracia sigue siendo una causa por la cual vale la pena luchar”.