Por: Diego Robles Hernández
Egan Bernal, ciclista colombiano, campeón del Tour de Francia en el 2019, fue testigo directo de uno de esos momentos, el 24 de enero de 2022, cuando en uno de sus entrenamientos estuvo a unos cuantos pedalazos de la muerte. La historia del zipaquireño, no se resume en la tragedia del accidente ni mucho menos en la gravedad de sus lesiones.
La verdadera marca en cada uno de sus seguidores, se produjo por su valentía, perseverancia y el sentido de nunca rendirse, cualidades con las que logró lo humanamente imposible, después de ese lamentable evento, Bernal volvió a montarse en la bicicleta y pedalazo a pedalazo fue ganando nuevamente un lugar entre los favoritos del ciclismo mundial.
De esta manera “el niño maravilla” más que un ciclista, es un símbolo de esperanza y un ejemplo de voluntad, demostrando cómo cuando el cuerpo y la mente se alienan, logran reconstruir el tejido dañado.
El accidente del ciclista zipaquireño, Egan Bernal, fue devastador, para toda la caravana ciclística colombiana y mundial, mientras que desarrollaba sus entrenamientos en cercanías a Gachancipa, su bicicleta impactó aparatosamente con la parte trasera de un bus intermunicipal, que en ese momento se encontraba estacionado sobre la calzada.
Las lesiones fueron muy graves y múltiples; fractura de vértebras, fémur, rótula, costillas. además de la perforación de pulmón, y la lista sigue, que para una persona del común, perfectamente habría sido una sentencia de muerte, según los partes médicos, la estrella colombiana tuvo un 95% de fallecer.
La etapa más exigente de Egan, no sería una del Tour de Francia o del Giro de Italia, la vivió durante la intervención de más de una decena de cirugías, meses eternos de terapias y un montañoso proceso de rehabilitación; Bernal tomó una decisión en medio del sufrimiento y de la incertidumbre, la de volver al ciclismo competitivo, esta decisión, expone una dimensión de personalidad y fuerza mental, que en la mayoría de veces pasa desapercibida.
En los tiempos actuales, donde el tema de salud mental está en auge y a la vez empieza a influir en el día a día del deporte profesional, como una pieza de gran importancia, Egan Bernal da a conocer que la resiliencia no es tan solo un discurso, sino que hace parte de lo cotidiano, la práctica.
El joven zipaquireño, afrontó el miedo a no volver a ser el mismo, a no volver a subirse sobre una bicicleta y lo más importante, a no volver a competir. Pero contra todo pronóstico Egan Bernal lo hizo, en 2023 regresó al pelotón World Tour, convirtiendo el momento en una metáfora de su propio proceso personal y profesional.
La historia de Egan también es un claro ejemplo de la fuerza de su entorno, su familia, su equipo de médicos, sus entrenadores y sin duda el respaldo de toda una nación que lo vio crecer como deportista, fueron fundamentales en su recuperación.
Regresar al ciclismo profesional, además de necesitar una buena forma física, también depende de la capacidad de enfoque y sacrificio que llega a rozar en lo sobrehumano, y Egan lo ha sabido demostrar de una manera espectacular, como en la actualidad, volviendo a luchar codo a codo la clasificación general del Giro de Italia, que cumple la edición 108.
En esta nueva temporada, Egan Bernal no solo sigue compitiendo, sino que ha vuelto a destacarse en el numeroso pelotón; en lo que va del año, ha tenido una sólida participación en el calendario europeo con su equipo el Team Ineos Grenadiers, incluyendo una destacada actuación en la Vuelta a Cataluña, en donde finalizó en el top 10 de la general.
Aunque los títulos y resultados son de gran importancia, lo que ha impresionado a la caravana multicolor, a los aficionados y a la prensa, es su infinita constancia y consistencia, ha terminado todas las carreras en las que ha participado, como la Vuelta a Andalucía, Strade Bianche, Tirreno Adriatico, además ha recuperado confianza en las etapas de montaña, su terreno natural.
En la actualidad, el pedalista colombiano dice presente en la edición 108 del Giro de Italia, en el que está luchando por un puesto en la clasificación general, ubicándose en la sexta casilla a una corta diferencia en relación al líder. Su forma física es cada vez más estable, y su mentalidad fortalecida, afrontando esta etapa de su vida de una manera más madura y consciente.
Sin dejar de lado, que Bernal a inicio de año, en el mes de febrero, se convirtió en campeón nacional de ruta y contrarreloj, impresionando por su estado de forma, cuando aun tiene una que otra secuela de su accidente del 2022, y que durante el desarrollo de la Clásica Jen este año, sufrió una fuerte caída, en la que se le diagnosticó con fractura de clavícula, con lo que enfrentó un nuevo reto sin mayores consecuencias.
Y aunque los títulos siguen llegando poco a poco, como sus recientes victorias en los campeonatos nacionales y su destacada participación que está teniendo en la corsa rosa, lo que más pesa no es una medalla o un trofeo, sino la historia que hay detrás de cada pedalazo. Egan Bernal ya no solo corre para ganar, corre porque puede, porque quiere y porque volvió del limbo, de donde muy pocos logran regresar.
Al día de hoy, verlo en carrera no es solo ver a un ciclista. Es ver a un sobreviviente, a un luchador, a un cafetero que no se rindió cuando todo estaba en su contra.
Quizás no vuelva a ganar otro Tour de Francia, o tal vez si, pero en realidad eso ya no es lo más importante. Porque Egan Bernal ya ganó lo más valioso que puede tener un deportista: el respeto, la admiración y el cariño de un país que lo vio caer, y que hoy lo aplaude de pie.
“No me he rendido en cinco años, no me voy a rendir en un día”
Egan Bernal, etapa 16 Giro d´Italia 2025.
