Escucha nuestras emisoras: 🔊 AUDIO EN VIVO |

Escucha nuestras emisoras: 🔈 BOGOTÁ 1430 AM | 🔈 CUNDINAMARCA 1580 AM | 🔈 TOLIMA 870 AM | 🔈 BELLO | 🔈 SOLO MÚSICA

[Opinión] Rock al Parque 2025: la ciudad que retumba cuando canta

Bogotá volvió a rugir, no por protestas, ni por congestiones, ni por los altavoces políticos que inundan el centro, esta vez la ciudad vibró desde su corazón verde, el Parque Simón Bolívar, durante tres días que convirtieron al rock en idioma común.

Por: Danniela Rodríguez

- Patrocinado -

Rock al Parque 2025 fue más que un festival, fue una declaración cultural de existencia, resistencia y diversidad sonora, no importó la lluvia, el barro o los protocolos de seguridad, más de 50 bandas lo dieron todo en tarima y el público respondió con pogos, coros y piel erizada.

Del 21 al 23 de junio, Bogotá volvió a ser la casa grande del rock en español y en todos sus dialectos, metal, punk, indie, reggae, hardcore, cumbia distorsionada y cantos rituales se mezclaron en un cartel que no necesitó grandes nombres comerciales para brillar y mantuvo viva una tradición que cumple casi 30 años.

Rock al Parque nació en 1995 y desde entonces ha sido un símbolo de la ciudad, de sus contrastes y de su apuesta por la cultura como derecho, esta edición 2025 no fue la excepción, el festival de entrada libre, reunió a 56 bandas, con una apuesta clara por la escena distrital y latinoamericana, 20 grupos bogotanos seleccionados por convocatoria pública, 9 nacionales y 27 internacionales.

La apuesta fue tan clara como valiente, no hubo cabezas de cartel globales, pero sí una alineación que habló desde lo artístico, lo político, lo ancestral y lo contemporáneo.

Foto por: Ignacio Silva

En efecto Rock al Parque no fue una vitrina de consumo musical, sino un encuentro de narrativas, desde el metal mapuche de Mawiza (Chile) hasta el punk feminista de Sin Pudor (Bogotá), pasando por el ritual escénico de Cemican (México) o los clásicos mestizos de Los Rabanes (Panamá), el festival tejió un mapa emocional, simbólico y político del continente.

El sábado 21 fue una jornada para los puristas del metal y no defraudó, desde las primeras horas, bandas como Herejía, Tenebrarum y Apolo 7 marcaron el tono, potencia sin concesiones, el cierre fue un maremoto de blast beats y guitarras violentas con A.N.I.M.A.L. (Argentina), Dismember (Suecia) y Belphegor (Austria), estos últimos llevando al extremo la teatralidad con maquillaje cadavérico y escenografía lúgubre.

El domingo llegó con tormenta y no solo de agua, fue un aguacero de estilos que pasó por el ska, el reggae, el funk, el indie y hasta el folclor digital, bajo una cortina persistente de lluvia, el público no se movió, la energía fue tan colectiva como diversa.

Los grandes momentos llegaron con Los de Abajo (México), que convirtieron la tarima en una trinchera festiva, Los Cafres (Argentina), que lograron que miles corearan bajo el agua y la vuelta triunfal de La Severa Matacera, leyenda viva del ska bogotano.

El punto alto fue la comunión entre generaciones, desde familias enteras bailando con impermeables hasta adolescentes en trance con Buha 2030, el rock aquí ya no es solo guitarrazos, es también sintetizadores, tambores, identidad de barrio y crítica social.

El lunes festivo cerró con broche de distorsión emocional, fue el día con más sabor hispano y más carga ideológica, se destacaron El Mató a un Policía Motorizado (Argentina), banda que llevó la melancolía indie a un nivel ritual, Don Tetto, recordando a miles de sus seguidores sus mejores años junto a esta agrupación y La Derecha una banda para todas las generaciones.

Foto de: IG Rock al parque oficial

Rock al Parque 2025 fue también un ejercicio de introspección, a diferencia de otras ediciones dominadas por figuras mediáticas, esta vez la curaduría apostó por abrirle espacio a lo que muchos llaman “escena viva” proyectos emergentes, sonidos fronterizos y apuestas híbridas que se salen del molde comercial.

Bandas como Chimó Psicodélico, Urdaneta mostraron que Bogotá tiene un músculo creativo vibrante, joven y ferozmente auténtico, no son imitaciones de Nirvana ni clones de Cerati, son otra cosa, algo que todavía está gestándose.

Con una asistencia estimada en más de 200.000 personas durante los tres días, la audiencia de Rock al Parque demostró que este festival sigue siendo una catedral laica de la música, jóvenes, adultos, niños, metaleros, punks, rastas, góticos, alternativos, transeúntes, todos bajo un mismo cielo gris, como siempre, unidos por algo que va más allá de un estilo.

El comportamiento fue ejemplar, la seguridad fluida y la oferta logística con TransMilenio ampliado y comercio local activado ayudó a que la experiencia fuera completa.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

Otros contenidos

Contenidos populares