Por: Daniela Beltrán
La pandemia en el municipio de Facatativá – Cundinamarca ha afectado laboralmente a gran parte de la población, comerciantes, empresarios, trabajadores independientes y en este caso trabajadoras sexuales. Muchos residentes del municipio han manifestado su descontento brindando su juicio a medios locales, las denuncias ciudadanas actualmente están enfocadas no tanto a la práctica de este trabajo si no a los lugares donde se están llevando a cabo.
La ciudadana Olga Lucia Nieto Soto que transita diariamente esta parte del municipio comenta, “Desde que inició la cuarentana por estos lados, han incrementado el número de prostitutas que se reúnen en sitios no establecidos para realizan están actividades. Esto nos afecta a todos ya que son lugares que todos utilizamos, ya sea para estudiar, para ir a la iglesia, lugares que debemos transitar en nuestra cotidianidad, lugares donde caminan niños que miran sus atuendos que llevan para trabajar, atuendos vulgares” como esta, son muchas las denuncias que se hacen día a día. Esta problemática ha estado afectando directamente a los ciudadanos que habitan en estas zonas anteriormente mencionadas.
Por otro lado, existe un conflicto en la ubicación oficial para esta labor, debido a que el Plan de Ordenamiento Territorial (P.O.T) declara que el espacio formal establecido para el ejercicio de estas actividades se encuentra ubicado en la carrera primera con calle séptima, con una franja horaria establecida de 9:00pm a 2:00am. Pero debido a una reforma que se encuentra en proceso, las trabajadoras sexuales han sido desalojadas de este lugar. El motivo de la renovación de este, radica en que la vía que establece el P.O.T resulta ser es una de las avenidas principales de Facatativá, que lo conecta con demás municipios del departamento.
Como consecuencia de esto, todas las personas que ejercen este oficio han decidido practicar su labor en calles cercanas; como se afirmó anteriormente; “Pamela” una trabajadora sexual transgénero que labora actualmente en la carrera segunda con calle quinta, expone, que trabajar en estas zonas, aunque no estén establecidas en el plan de ordenamiento territorial (POT) la ha beneficiado de alguna manera al igual que a algunas de sus compañeras, puesto que esto ayuda su situación económica y su seguridad.
“El covid-19 trajo problemas económicos, yo necesito comer y llevar el sustento a mi casa, tengo que buscar clientes y como nos quitaron de la primera mientras asignaban un nuevo lugar para nosotras, la solución que encontramos fue migrar a otra parte frecuentada como la carrera segunda, por eso entre todas decidimos pasarnos aquí. No estamos frente a la casa de la cultura o frente a la universidad, como muchos dicen, estamos al costado de estas, más o menos a media cuadra, no le estamos quitando nada a nadie, nosotras también somos ciudadanas y tenemos derecho a trabajar” El llamado tanto de “pamela” como el de algunos residentes es fijar prontamente una zona de tolerancia, un sector donde se pueda ejercer la prostitución, garantizando de esta manera la comodidad de la ciudadanía y el derecho al trabajo de estos personajes que se marginan y pueden verse vulnerados muchas veces por su ocupación.