Juan Manuel Rodríguez y Katherine Poveda.
9no. Semestre
En este último año, gracias a la pandemia causada por el Covid-19, en muchos de los hogares colombianos se pudo evidenciar la falta de actividad física y por ende la ansiedad que esta genera en los menores de edad, esto ha ocasionado que estos experimenten una subida en su peso llegando a los niveles de la obesidad. Según la Universidad de Buffalo en Nueva York, las cuarentenas implementadas en todo el mundo han impactado negativamente la dieta, el sueño y la actividad física de los niños que sufren con sobrepeso.
La doctora Joan C. Han profesora asociada de Endocrinología de la Universidad de Tennessee, quien dirige el programa de obesidad pediátrica en el Hospital Infantil Le Bonheur en Memphis dice que la obesidad en una pandemia engañosa que se ha extendido sigilosamente triplicando su prevalencia lo cual puede causar la muerte y se le debe prestar más atención, ya que es un tema serio.
Ante esta situación el Gobierno Nacional, el 11 de mayo del año 2020 flexibilizó las medidas de la cuarentena e incluyó la autorización para que niños y jóvenes puedan realizar actividades al aire libre tres veces a la semana durante 30 minutos.Pero a pesar de esto, los padres de familia decidieron proteger a sus hijos y mantenerlos en casa.
A causa de la pandemia los niños se vieron en la obligación de encerrarse en sus hogares, lo cual repercutio en el sedentarismo. El licenciado en educación física Sebastián Corpus menciona que “al estar confinados en un espacio pequeño como apartamentos o casas, no pueden hacer actividades al aire libre como deporte, jugar, ir a la escuela, entonces el sedentarismo es evidente en los niños”.
La Asociación Médica del Deporte reveló que el 82,5% de los jóvenes y niños permanecen una hora frente a una pantalla. Por su parte la Revista Colombiana de Cardiología (RCC) realizó un investigación frente a esta situación, para ello implementaron una encuesta, donde 1.139 padres de familia contestaron una serie de preguntas, entre las cuales se halló que más del 30% de niños realizaban menos de 30 minutos diarios de actividad física, que es la mitad del tiempo requerido.
Esto va en concordancia con los resultados obtenidos con respecto al tiempo que pasan los niños frente a una pantalla, ya que el 44,4% consumen un tiempo mayor de 120 minutos al día utilizando estos dispositivos digitales, lo que significa que pasan mucho tiempo sin realizar actividad física, provocando el sedentarismo y la obesidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe sobre “Obesidad y Sobrepeso” calcula que para el año 2025 esta enfermedad aumentará a 70 millones de personas.
Según la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN 2015), el exceso de peso en niños de 5 a 12 años pasó de estar en 14,4% (en 2010) a 24,4% (en 2015), un aumento del 10%, en jóvenes de 13 a 17 años el aumento fue de 12,5% (en 2010) a 17,9% (en 2015), creciendo un 5,4%. Después de este aislamiento preventivo se puede evidenciar otro gran cambio en el peso de los menores desde el 2015, pues según la Enfermera en Jefe, Karen Johana Torres Neira, del Hospital San Rafael (Ubicado en el Municipio de Facatativá), estos índices incrementaron a causa de la pandemia:
“Se incrementaron bastante los índices de morbilidad de los niños y niñas en obesidad y sobrepeso debido a que toda su actividad física y alimentación tuvo que cambiar (…) en el momento en que estaban en sus hogares (tomando sus clases o en sus hora libre) tenían más acceso a tener alimentación como dulces, cheetos, papas, etc, mucho más incrementado que en el colegio porque allí tenían sus horas establecidas para tomar su refrigerio, desayunar, almorzar, etc.”.
La misma investigación de la RCC indicó que aunque el 50,2% de los 1.138 encuestados afirman no haber visto un incremento en el peso de sus hijos, el otro 44% si vio desde un ligero cambio hasta uno que llega los 7 kg de más, según la RCC “(…) el 44% de los niños en edad escolar, especialmente, aumentaron de peso durante los días de confinamiento. Una combinación de inactividad física con comportamientos sedentarios tiene como consecuencia inevitable el aumento de peso.”.
La Clínica Internacional menciona que la actividad física representa 4 beneficios como “en el físico, en la salud mental, en el desarrollo y en la parte social”. Por otro lado, el licenciado Sebastián comenta que “la actividad física es esencial para el mantenimiento y mejora en la salud y la prevención de enfermedades para todas las personas de cualquier edad, más que todo para los niños, ya que esta contribuye a mejorar su calidad de vida a través de beneficios psicológicos y sociales, además reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, la tensión arterial, el sobrepeso, controlar la grasa corporal, ayuda a fortalecer los músculos, los huesos, a mejorar el estado de ánimo y a reducir los niveles de estrés y ansiedad”
Aunque ya se superó el año de cuarentena/pandemia, la OMS invita a no bajar la guarda con los cuidados contra el Covid-19, pues cabe la posibilidad de que haya un rebrote “A pesar del panorama general alentador, la mejora epidemiológica puede dar una sensación de seguridad que se traduzca en decisiones apresuradas que, a su vez, conduzcan a un rebrote de casos”, así de esa forma los niños y niñas podrán retomar con total normalidad todas sus actividades sin que se vuelvan a ver afectados por el encierro, Karen Torres además añade que para que los niños mantengan su estado físico, los padres deben tomar conciencia de las implicaciones que puede existir a largo plazo por un aumento de peso y obesidad:
“Si un niño está en sobrepeso, de aquí a su adolescencia o a su edad adulta, puede tener problemas de hipertensión, diabetes, entonces es una forma de crearles inicialmente conciencia de que hacemos nosotros como padres para prevenir que nuestros hijos a largo plazo no vayan a tener una enfermedad no transmisible (ENT) crónica que les puede afectar toda su vida (…) se les debe crear una lonchera o calendario saludable, pero no solamente al niño, debe ser inculcada al niño y al núcleo familiar para que no se genere una afectación en los menores, siempre deben estar apoyados por su núcleo familiar para que puedan apropiarse de lo hábitos”.
Para reforzar ideas como la de Karen Torres, en Colombia hay una ley que busca una mejor alimentación de los niños y niñas, se trata de la Ley número 347 de 2020 Senado, 167 de 2019 Cámara: “Por medio de la cual se adoptan medidas para fomentar entornos alimentarios saludables y prevenir enfermedades no transmisibles (…)”. Esta ley obliga a los fabricantes de ciertos alimentos a colocar una etiqueta en la parte frontal del paquete donde se especifiquen claramente los contenidos excesivos que estos tienen.
Esta ley garantiza el acceso a la información clara sobre los componentes de los alimentos, promueve la prevención de las ENT, la realización de actividad física y la alimentación balanceada a lo largo y ancho del país, pero con más énfasis en la población escolar, además de esto, da la autorización al Gobierno Nacional para la oportuna creación de cartillas pedagógicas y apps sobre hábitos alimentarios y riesgos a la salud por consumo de comestibles ultraprocesados, también permite al Ministerio de Salud y a la Agencia Nacional de Televisión (ANTV) la transmisión de contenidos con mensajes de promoción de hábitos de vida saludables, enfocada a niños, niñas y adolescentes, por último, faculta al INVIMA a sancionar a cualquiera que no cumpla con esta norma de etiquetado y a la Superintendencia de Industria y Comercio para que incumpla en materia de publicidad y derechos de los consumidores.
