En las costas de Texas y Luisiana, EE.UU. guarda uno de sus mayores tesoros para tiempos turbulentos: millones y millones de barriles de petróleo.
La razón, las crisis petroleras que se vivieron en el siglo pasado, especialmente las guerras entre los países exportadores, que afectaban la importación del crudo para satisfacer las necesidades del consumo norteamericano.
En ese escenario han estado involucrados los países árabes e Israel. Con ellos se han generado conflictos como La Guerra del Yom Kipur de 1973, entre Siria y Egipto contra Israel, los judíos recibieron apoyo de Estados Unidos y de otras naciones, como Holanda.
La guerra duró solo tres semanas, pero el embargo petrolero a los USA se prolongó hasta marzo de 1974, lo que provocó que los precios del crudo se cuadruplicaran en todo el mundo: pasaron de alrededor de US$3 a casi US$12 por barril. Ante esta realidad de dependencia y sobre costo, en 1975, el entonces presidente Gerald Ford firmó una ley para crear el primer depósito de emergencia de petróleo crudo de EE.UU. para casos excepcionales.
Nacía así Reserva Estratégica cuya importancia desde ese entonces fue tal que solo el presidente de Estados Unidos tiene la potestad de autorizar el uso de petróleo que allí se conserva.
La reserva están localizados cerca de Freeport y Winnie, en Texas, y en las afuera de Lake Charles y Baton Rouge, en Luisiana, todas ubicadas cerca de un importante centro de refinación y procesamiento petroquímico del golfo de México.
La red de cavernas fueron situados entre 500 y 1.000 metros bajo el nivel del mar, cada una tiene una dimensión promedio de 60 metros de diámetro y una capacidad para albergar de 6 millones a 37 millones de barriles cada una.
De acuerdo con datos del Departamento de Energía de Estados Unidos, actualmente estos almacenes cuentan con 645 millones de barriles en su interior, aunque el máximo de su capacidad de almacenamiento es algo mayor: 713.5 millones.
En líneas generales, este almacenamiento le da a los USA, en caso de conflicto una reserva de un mes supliendo todas sus necesidades de petróleo, aunque indudablemente en un conflicto tendrán preeminencias las fuerzas armadas.
La actual circunstancia de inestabilidad geopolítica en los países árabes, se establece en la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita por el dominio regional.
Buena parte de sus problemas se desprenden de su orientación en el Islam, mientas Irán e sunitas, Earabía Saudita es chiita. Esta última se ve así misma como el líder del mundo musulmán, poder desafiado por Irán y su revolución islámica que se dio en 1979.
Después, en 2011, los levantamientos en todo el mundo árabe causaron inestabilidad política en la región. Irán y Arabia Saudita aprovecharon estos conflictos para expandir su influencia, especialmente en Siria, Bahréin y Yemen, lo que aumentó aún más la desconfianza mutua.
Esta guerra es similar en su planteamiento con lo que fue La Guerra Fría entre USA y la URSS, que utilizaban a terceros países para enfrentarse, desarrollar armamento y mantener en vilo al planeta. Hoy siguen siendo los mismos líderes del mundo asociados a los países árabes, cada uno en un bando y generando entre todos un conflicto que se puede escalar en las actuales circunstancias energéticas, comerciales que establece de manera especial el presidente Trump.
Durante mucho tiempo, Estados Unidos y sus aliados han visto a Irán como una fuerza desestabilizadora en Medio Oriente. El liderazgo saudita ve cada vez más a Irán como una amenaza existencial y el príncipe heredero parece dispuesto a tomar cualquier acción que considere necesaria, para enfrentar la creciente influencia de Teherán.