Por: Laura Marcela Vargas Niño
“Cuéntame el cuento que mi mamá me contaba, que su mamá le contaba, que su abuelo le contaba. Sigue contándome el cuento, cuenta cuentos”. Está muestra inicia con este relato lleno de significados hacia la verdad y las diferentes realidades que viven los pueblos marginados de Colombia.
Wilfran Barrios y Cecilia Silva, los invitados de la Corporación Cultural Atabaques y de Tambores de Cabildo, respectivamente, brindan un espacio de movimiento y danza, formas de comunicación que, acompañados de cuenteros, música, teatro y por medio del arte, tiene como objetivo unir a los habitantes de este país dejando atrás los rencores y creando propuestas comunes, que impulsen a niños y jóvenes a construir un país que tiene mucho que demostrar y que tiene un camino arduo para entender las diferentes realidades y verdades de este país.
Para Wilfran, “la verdad la define cada municipio y cada uno de ellos se reconcilia de diferente manera”. También menciona que hasta que no nos veamos como iguales “las víctimas, los pueblos marginados y quiénes buscan el cambio, serán excluidos por nosotros mismos, porque continuamos negando cuáles son realmente nuestros territorios y sus realidades. El arte es una opción de vida y hablamos desde ahí. El arte es una herramienta de diálogo”.
“Se busca, por medio de estos movimientos, no solo espacios, relatar estás historias, y que sean espacios de diálogo que permitan llegar a una transformación y cambio por medio del reconocimiento y el perdón. Son relatos en busca de la construcción, así como con cada canción que se escuchó en esta muestra, las cuales tienen un propósito y una historia de resiliencia y dolor, así mismo los relatos buscan reflexionar sobre la pregunta ¿quiénes somos como país y cómo queremos ser como país?
Para Cecilia el abrir este espacio y que se esté participando activamente de él, significa “la posibilidad de comprender lo que ha pasado en Colombia, un país donde se ha derramado tanta sangre. De poder mirar con respeto, pero como pares a los demás”.
En la muestra se siente un calor fraterno y un dolor que pasa de ser ajeno a personal, cuando se comprenden e interiorizan las letras de cada canción, relatos que fueron convertidos en canciones. En una de ellas titulada “libertad” se mencionaba: “con el amor ponemos todo en su lugar”. No hay una frase más cierta para los que han sanado a punta de llanto y perdón, porque llegar al perdón les ha permitido amar su territorio y defenderlo a punta de danza y música.
En algunas entrevistas a los participantes de la muestra se obtuvieron estás opiniones: para Daniela, estudiante de Comunicación Social, “de lo mejor que podemos experimentar, porque permite identificar la realidad en la que uno nace y cambiarla, logrando la no repetición”. También hace referencia incluso a su entorno más cercano como su familia y los ciclos que sin querer se repiten sin cesar.
Eliana, otra de las asistentes a la muestra y también estudiante de Comunicación Social, cuenta que en la muestra se “refleja la memoria histórica del conflicto que ellos han vivido, que nuestro país ha vivido. ¡Eriza la piel ponerse en los zapatos de ellos!”.
Entre los temas de reflexión dada la muestra teatral que se realizó, se identifica esta memoria selectiva, este dolor banal que permite escoger los muertos que serán llorados y otros que no son determinamos siquiera, la muestra permite que se pueda sentir ese dolor como propio.
Entre las asistentes y lideresas del espacio en el que se desarrolló la muestra, estuvo la profesora María Fernanda Peña, quien en la entrevista al final de esta muestra menciona que el objetivo del espacio es finalmente “buscar que todos aquellos que la vean, se conecten desde su sentir y no desde su racionalidad, que los comunicadores entendamos que no solo se construye desde la oralidad, sino desde el movimiento y ese es el propósito de la muestra”.
Además, se debe enaltecer la labor de UNIMINUTO siendo la primera universidad en Colombia en crear un evento de 6 días seguidos basado únicamente en el informe de La Comisión de la Verdad, en el que se presenta un agradecimiento y homenaje a las más de 973 personas que participaron de este informe y permitieron reconocer la verdad de otros y sus realidades. Y con la piel resonando en los tambores de la muestra, queda la recomendación de asistir a esta y de “seguir contando el cuento, cuenta cuentos”.