Por: Brayan Stiven Vásquez Corredor
Los días 4 y 5 de octubre de 2025, el Parque Metropolitano Simón Bolívar de Bogotá vibró al ritmo de la salsa durante la edición anual de Salsa al Parque, organizada por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes). Bajo el lema “Bogotá, capital salsera”, el evento celebró la riqueza y diversidad de este género musical, desde sus raíces en el son y el guaguancó hasta la energía de la timba y la dulzura de la salsa romántica.
El espectáculo contó con propuestas emergentes de la ciudad que conectaron tradición y experimentación, como Bellacoson y Luna Llena Salsa Band. La cartelera conjugó lo local con lo internacional y lo histórico con lo contemporáneo. En total participaron cuatro agrupaciones distritales ganadoras de la Beca Salsa al Parque 2025, orquestas nacionales de trayectoria y reconocidos ensambles extranjeros.
Entre las figuras invitadas destacaron La Sonora Ponceña; Manolito Simonet y su Trabuco, y sus Adolescentes; Yuri Buenaventura y Mickey Taveras, entre otros artistas de alto nivel que fueron ovacionados por el público. La programación alterna ofreció carpas, ruedas de casino, emprendimientos y actividades literarias y ambientales que ampliaron la experiencia del festival.
El maestro Pantera ofreció una lección de trombón y trayectoria; Edy Martínez & PrivilegioLatino rindieron homenaje a la historia del jazz latino en la región; y la Sonora Ponceña celebró sus siete décadas de carrera con un cierre que combinó virtuosismo y repertorio emblemático. Estas presentaciones, junto con las del sonero Frankie Vázquez y del venezolano Luis Felipe González, consolidaron el festival como una vitrina de alto nivel artístico.
El componente dancístico fue otro eje: 12 parejas de baile acompañaron a las orquestas en escena y seis compañías realizaron activaciones entre el público, difundiendo técnicas, rodadas y pedagogía de la salsa social. Las ruedas de casino —una cada día— y las dinámicas de mediación en la carpa bailable facilitaron que expertos y novatos compartieran la pista, reafirmando la naturaleza comunitaria del evento.
La salsa como escuela de vida
Con 26 ediciones desde 1997, Salsa al Parque se ha consolidado como uno de los festivales más relevantes de Bogotá y de la región. Año tras año convoca a miles de asistentes y transforma el espacio público en un escenario de música, memoria e identidad cultural. Su continuidad confirma la pertinencia de la salsa como elemento central de la vida urbana y cultural de la ciudad.
El festival funciona como un espacio público de encuentro ciudadano donde la música opera como eje de cohesión social. En sus escenarios confluyen generaciones, relatos y memorias que reafirman el valor colectivo de la escena salsera. Más que una sucesión de conciertos es una experiencia pública de reconocimiento y formación cultural.

Para los intérpretes y agrupaciones locales, Salsa al Parque constituye una vitrina determinante para su desarrollo profesional. Las orquestas y solistas emergentes acceden a audiencias masivas que amplifican sus trayectorias y facilitan proyecciones nacionales e internacionales. En numerosos casos, la participación en el festival ha sido decisiva para la consolidación de carreras musicales.
La edición 26 reafirma la apuesta por el talento bogotano: la programación incorpora cuatro agrupaciones ganadoras de la Beca Salsa al Parque 2025. Alejandro Rincón y La Saloma, Bellacoson, Luna Llena Salsa Band y Orquesta Candombe, una iniciativa destinada a fortalecer procesos creativos y visibilizar nuevas generaciones de intérpretes. Su inclusión en la programación oficial refleja un compromiso institucional con la renovación artística.
La cartelera, por su parte, articula tradición y contemporaneidad al reunir formaciones históricas y propuestas emergentes. Ese diálogo entre distintas escuelas del género permite al público transitar por las distintas estéticas de la salsa, desde sus raíces hasta sus expresiones más recientes. La convivencia escénica enriquece la oferta cultural y favorece el intercambio pedagógico entre generaciones. El impacto del festival trasciende lo estrictamente musical: dinamiza la economía creativa local e incrementa los espacios de participación ciudadana. Emprendimientos, barras históricas y zonas temáticas complementan la programación, mientras las actividades formativas y las ruedas de baile acercan las prácticas artísticas a audiencias diversas. Estas dinámicas contribuyen a consolidar a Salsa al Parque como patrimonio cultural vivo.
Cuerpos que bailan, páginas que respiran

En la Zona de Arte y Emprendimiento (ZAE) la programación amplió la experiencia del festival más allá de los escenarios musicales. Este espacio se constituyó en un punto de encuentro para melómanos, coleccionistas, mujeres selectoras y emprendimientos culturales que trasladaron al parque la atmósfera de los bares emblemáticos de la ciudad, al tiempo que ofreció un programa académico y lúdico vinculado a la lectura, el cine y la sostenibilidad.
Desde la gestión cultural, “Nos alegra haber avanzado en las metas del Plan de Desarrollo ‘Bogotá camina segura’ en materia de bienestar: reunir en un espacio público y gratuito a personas de todas las generaciones, estéticas y gustos alrededor de la salsa es una muestra de ese logro”, afirmó María Claudia Parias, directora general del Idartes.
La franja literaria, articulada con la estrategia Libro al Viento, incluyó propuestas participativas como “Dígalo con salsa, diccionario”, donde 200 ejemplares fueron intervenidos con voces y definiciones colectivas, y “Cita a ciegas”, que entregó libros envueltos con pistas inspiradas en letras salseras.
Actividades como el “Tarot salsero” y el juego “Salsa-stop” combinaron la palabra y la imaginación para abrir nuevos modos de aproximación al repertorio cultural del género; entre los títulos seleccionados figuran El arte de conversar, Fábulas de Tamalameque y Novela de ajedrez.
La dimensión sostenible estuvo a cargo de la estrategia EcoFestivales, liderada por Idartes en alianza con British Council dentro del programa Cultura Circular LATAC y con apoyo de la Alianza Francesa. Bajo el lema “Donde la salsa suena, la tierra también respira”, la iniciativa implementó puntos limpios, un EcoCrew de promotores y actividades pedagógicas orientadas a la separación de residuos, el uso de transporte sostenible y el consumo responsable, integrando la preservación ambiental como eje de la convivencia festiva.
Asimismo, la ZAE visibilizó el trabajo de artistas urbanos y creadores locales: estatuismo humano, fotografía, danza y performance llevaron sus narrativas al espacio público, entre ellos Balbina Sabogal, Juan de Dios Bonilla, Héctor Henao (el Chapulín de la Séptima), Juan Manuel Díaz Sosa, Sonia Hoyos, Ana Celia Lugo y José Bolívar Caicedo “Wuastuci”, mientras emprendedores mostraron indumentaria, diseño gráfico y propuestas gastronómicas que conectan la tradición salsera con nuevas economías creativas. La conjunción de literatura, cine, sostenibilidad y prácticas urbanas en la ZAE consolidó una de las apuestas formativas y culturales más relevantes del festival: no solo entretener, sino también educar, generar redes de trabajo cultural y promover hábitos de consumo y convivencia responsables dentro del espacio público.
Con 88.000 asistentes, 18 agrupaciones, más de 320 músicos y 181 bailarines, Salsa al Parque 2025 fortaleció su condición como plataforma de proyección para talentos locales y como escenario obligado para las grandes figuras de la salsa en América Latina. La conjunción entre programación principal y actividades alternas. Literatura, cine, emprendimiento y eco pedagogía dejó un saldo de activación cultural amplia y diversa que promete alimentar procesos formativos y la economía creativa de la ciudad en lo sucesivo.








