Por: Angie Duarte, integrante del Semillero en Música y Comunicación Soundterra de UNIMINUTO Bogotá Calle 80.
“Pull up quiere decir que la persona tiene derecho a que el tema se repita”, dijo Andrés de la Hoz, cuando estaba junto al DJ King Alex mostrándole vinilos de Jamaican Ska, Early Reggae, Rock Steady y demás música tradicional Jamaiquina en su primera invitación al Ska Para Todos Fest 2022, que se llevó a cabo en La Media Torta, evento que estuvo acompañado de bandas internacionales como La Tremenda Korte de México, y nacionales como Los Ancianos Deliciosos, Grafiteros, Dj, además de la presencia de muchos amantes de la música Jamaiquina y todo lo que simboliza.
La música inició en la Media Torta a eso de las 11:10 de la mañana gracias al Dj King Alex, que en virtud de su vasta colección de vinilos expuso de qué se componen el Ska, el Rocksteady y el Reggae, junto con Andrés de la Hoz o BossteadyTNT, que mediante los vinilos educaban el oído del público sobre cómo ha sido el devenir de estos géneros al pasar de los años, desde que el Ska apareció en los 50, como resultado de que en Jamaica se intentó replicar el RNB de Estados Unidos que después fracasó. Esta plática histórica de la música se dio durante los interludios del festival, donde se escucharon The Skatalites, Los Fabulosos Cadillacs, entre otros.
Esta Versión de Ska Para Todos Fest fue el gran regreso después de la International Home Edition y El Tortazo, ediciones virtuales por la pandemia del Covid 19, donde las presentaciones eran home videos más cortos que las habituales, porque por ejemplo la Home Edition, que al ser internacional abarcó más bandas que de costumbre, por lo que las presentaciones duraban menos.
Algo muy diverso fue el público, ya que el Ska, por ser un escenario de unión, acoge a varias tribus urbanas, que reúne a Punks, Skinheads y Rude. No se trata de una escena sectaria o que esté en guerra con otros géneros, pues al contrario se nutre de ellos, pues el Ska y el Reggae han generado una familia muy amplia al mezclarse con otros estilos musicales como el Gueto o el Techno, proveniente de Detroit en Estados Unidos. Además en el Reggae hay derivados como el Dance hall, Jungle, Drum and Bass y de subgéneros como Roots Reggae, Skinhead Reggae, Lovers Rock.
Para Muchos era su primera vez en el festival, aunque ya tenían contacto con el Ska y demás desde antes porque les fascinan estos géneros, como el caso de Julieth Salazar, una amante de la música en general, que esta vez aprovechó para ver sus grupos favoritos como Skampida, algo que para ella fue único, que además está feliz de que haya vuelto la presencialidad, porque las relaciones que la música crea y consolida solo pueden concretarse y sentirse en su esencia más pura en lo físico, en lo sensorial, algo que la virtualidad no puede igualar.
La energía del ambiente era amena, y a pesar de que estos géneros musicales son de gueto, la mayoría de personas conviven de una forma bastante unida y pacífica, aunque estas músicas estén muy vinculadas a imaginarios de Rude Boys y Barrismo. Rude Boy es aquella persona imponente, que adopta un estilo de vida criminal. En el caso de los Soundsystem, rumbas móviles con tornamesas, destruían equipos ajenos para demostrar que el suyo era superior, este arquetipo ha sido tanto ensalzado como criticado en la música porque muchos aficionados tienen una visión diferente y no actúan así.
En Colombia la idea de Rude Boy se ve en el típico barrista de fútbol, debido a acciones violentas y escándalos que han protagonizado. Al estar relacionados el Ska y el barrismo, las peleas por equipos se trasladan al plano musical, fenómeno que ha ido suavizándose con el tiempo, pues muchos que antes se perseguían a cuchillo por distintos motivos o que destruían Soundsystems en Bogotá, ahora trabajan juntos e incluso han llegado a ser amigos íntimos.
Aunque hemos tratado la escena bogotana, este no fue el origen del Ska y Reggae en nuestro país, el Ska llegó en 1964 a la isla de San Andrés, debido a su cercanía territorial y musical con Jamaica; no debe olvidarse que comparten el Calipso y el Mento, que le darían al Reggae ese toque caribeño años más tarde. En sus inicios el género fue producido por Discos Fuentes, y después la escena se consolidó en Medellín, para muchos la corona musical colombiana.
Una escena a la que le ha faltado difusión, pues muchas bandas independientes de Ska han traído a leyendas jamaiquinas como Derrick Morgan, un músico de Ska y Skinhead Reggae muy popular en los 60 y 70, que trabajó con Bob Marley y muchos otros; Morgan ha venido al país varias veces y mucha gente no lo supo. Lo mismo sucedió con los primeros Soundsystems en Bogotá, que si bien aparecían en espacios públicos, usualmente caían en no lugares, concepto acuñado por el antropólogo Marc Augé, definido como aquellos lugares transitorios donde la gente se queda por poco tiempo y de los que nadie se apropia o toma conciencia. Cuando empezaron los toques en lugares como la Plaza de las Nieves, muy desolada salvo por habitantes de calle, no creían que fueran eventos reales.
Algo con lo que el Ska, el Reggae, el Rocksteady y parte de sus derivados han tenido que lidiar desde siempre, es el estigma a su alrededor, que también hace parte de la falta de difusión, porque muchos lo relacionan con música de gente que consume sustancias psicoactivas; si bien varios aficionados y artistas de estos géneros las han consumido, no todos han visto sus plantas base de la misma manera, como Peter Tosh, artista de Reggae, defensor de derechos humanos, activista de legalizar el Cannabis y representante del movimiento Rastafari, que tenía un jardín dedicado a la marihuana, que usaba de forma medicinal.
Otro aspecto de estos géneros, sobre todo en el Reggae, es el movimiento Rastafari que desciende del cristianismo y judaísmo de Etiopía, el único país de África que no fue colonizado de forma exitosa y extendida en el tiempo. Allí encontramos la Ganja, Cannabis, planta sagrada en tiempos del rey Salomón. Estas ideas de índole casi religiosa son relevantes porque están presentes en canciones que llevan el mensaje del Panafricanismo y de Emancipate yourself from mental slavery, palabras de Marcus Garvey, que representan una fuerte carga política que se extiende por el Ska y demás géneros, que se sintió en Colombia cuando todos en La Media Torta gritaban en demostración frente a cómo en nuestro país se ha abusado de las armas.