Escrita y dirigida por Matías Maldonado, nos sumerge en un universo sofocante y profundamente humano: el de dos jóvenes afrodescendientes, recluidos en la isla-prisión de Gorgona, en el Pacífico colombiano. Un montaje que explora los matices de la amistad, la lealtad y la traición, mostrando cómo un vínculo que alguna vez fue fuente de consuelo puede convertirse en una herida abierta.
Bajo un calor intenso, rodeados de selva y mar, estos dos hombres pagan condenas diferentes por el mismo delito: rebelión. El primero, ideólogo y líder carismático, ha recibido una pena más leve; el segundo, impulsivo y frágil, enfrenta treinta años de cárcel. Pese a esta disparidad, su cotidianidad los une en un vínculo de afecto, dependencia y tensión, donde la amistad se confunde con amor y, finalmente, con resentimiento. Esta compleja relación cobra vida gracias a Danharry Colorado y Alexis Sánchez, cuya complicidad escénica mantiene al espectador cautivo a través de diálogos cargados de humor, sarcasmo e imaginación, que aportan frescura a una obra que oscila entre lo político, lo íntimo y lo poético.

“Entramos dos, salimos dos”. En esa frase se condensa el anhelo de estos dos personajes que, a pesar de la crudeza de su encierro, encuentran en el otro la única forma de soportar la violencia y el abandono. Durante años, Duván y John han pasado sus días entre historias, risas, llantos y sueños de fuga. Han inventado un universo propio, un refugio en medio de los castigos del guardia Mapaná, criatura que se describe como mitad hombre y mitad serpiente, símbolo del poder opresor. Sin embargo, todo cambia cuando Duván recibe la noticia de una reducción de pena y la inminente posibilidad de salir en libertad. La alegría de uno se transforma en el dolor del otro.

La obra se desarrolla en un espacio escénico reducido que se transforma en selva, isla, cárcel o balsa, que logra transmitir la atmósfera sofocante, la humedad, el calor y la brutalidad de la cárcel. El público, ubicado alrededor, se convierte en la frontera de agua que encierra a los personajes, reforzando la sensación de aislamiento. Todo esto acompañado por un diseño sonoro con ritmos funk y vallenato que crean un contrapunto entre el humor y el dolor, entre lo festivo y lo trágico.