Por: Daniel Rojas Chía
Luego de una intrépida y llamativa West Side Story de 2021, el director nacido en Ohio Cincinnati en Estados Unidos, vuelve con un notable biopic de su vida, que cuenta con un acertado elenco y una conmovedora mezcla de realidad con elementos de ficción.
La cinta relata, de manera personal, la infancia del director desde la familia Fabelman. Es una historia sobre el crecimiento y madurez de un joven que descubre un secreto familiar que cambia cómo descubre el poder del cine para ayudar a construir una verdad sobre los demás y sobre nosotros.
Desde el inicio se muestra al pequeño Sammy (Mateo Zoryon Francis) y cómo su mente empieza a revolotear con todo tipo de imágenes luego de ser cautivado por esa pantalla grande que llegó a su vida. Ese mismo impulso creativo siguió creciendo, acompañado de su curiosidad y con el actor Gabriel LaBelle en un Sammy aún mayor, consolida sus experiencias y la forma de los recuerdos del reconocido director.
La cinta tiene por eje la vida del director desde la historia de su juventud, pero esos acontecimientos no encajarían en el tema principal, el cine. Muchas películas dejan ver el descubrimiento de la imagen de los autores, que emerge como una especie de catarsis frente a los procesos de creación o autodescubrimiento, pero en este caso, parece que fue el cine el que encontró a Samy.
La película invita al espectador a ser parte de la familia Fabelman como testigo ocular de los procesos, los conflictos y las sorpresas que se desarrollan como en todas las familias del mundo. Solo Steven Spielberg convierte en maravilloso algo cotidiano y completamente mundano, gracias a su increíble manera de narrar historias, aunque también tiene mucho que ver, sin duda, su selección de los actores.
Michelle Williams como la madre de Sammy hace de su papel algo estremecedor, que recuerda potentes personajes como Blue Valentine (2010), o Manchester by the Sea (2016), por lo que no sorprende que esté nominada a mejor actriz principal en los premios Oscar de la academia de este año.
Continuando con el gran nivel actoral de esta cinta, aparece el padre de Sammy (Paul Dano) que no defrauda, y aunque algunos de sus papeles parecen coincidir, en The Fabelmans parece consolidar esa expresión de profunda tristeza y gran compasión que exige el papel, logrando una nominación a mejor actor de reparto en los premios Oscar.
Es necesario señalar la marca del director norteamericano en la película con su definido manejo de la luz e intensidad de los colores en sus protagonistas, en tanto que permite que sus actores logren gran recordación, así estén pocos minutos en escena. Spielberg, además de lograr una carta de amor al cine, personalmente siento que le agradece todo lo que ha hecho por él y cómo el séptimo arte lo convirtió en uno de los directores icónicos de la historia.
Esta película refleja, sin caer en sentimentalismos ni dramas innecesarios que sofoquen la historia, una de las narraciones más íntimas en la filmografía del director, mostrando cómo la vida misma encamina los grandes encuentros personales que definen el camino de una persona, siempre y cuando lleve sus sueños claros dentro de sí, para que impulse el espíritu humano que lleva a lugares increíbles.
Es por ello que la aparición de una leyenda como David Lynch, que encarna a John Ford, en mi opinión el mejor director estadounidense de todos los tiempos, logra el punto más alto en la vida del joven Sammy, sellando los recuerdos con un mejor encuadre en la perspectiva de la vida.
