Por Daniel Rojas Chía
Desde que inicia la cinta dirigida por el estadounidense Joseph Kosinski se invoca al recuerdo y toda la estética de los años 80’s, desde las fuentes de las letras que son iguales a la primera película estrenada en 1986, evocando esa nostalgia que utilizaron películas como la última entrega de Matrix o la próxima a estrenarse: Jurassic World para que ese público ya consolidado, logre enganchar nueva audiencia con la generación que ya existe.
Ese es uno de los aciertos de esta secuela que tardó 35 años en estrenar su segunda parte cuando regresa a su personaje principal Pete “Maverick” Mitchel (Tom Cruise). La historia de la cinta ubica a este personaje luego de 30 años de servicio para la armada de los Estados Unidos, superando los límites como piloto de pruebas y siempre manteniendo su rango, intentando imprimir al personaje cierta lealtad con su antiguo público que, de alguna manera, esperaba verlo de nuevo volar a toda velocidad.
Desde el punto de vista dramático, para la narrativa de película, a Maverick se le entrega un grupo de pilotos experimentados en donde se encuentra el hijo de su difunto amigo “Goose” el teniente Bradley Bradshaw (Miles Teller) evocando de nuevo el sentido melancólico de personajes anteriores, entrelazando continuamente con la primera parte en detalles, canciones y planos, reforzando el recuerdo y deliberadamente emocionando al fiel espectador de la marca.
Más allá de los otros personajes que solo funcionan como elementos presentes que unen elementos claves que proviene de la primera película, Top Gun Maverick rescata la estrategia del cine de los 80’s donde un héroe rebelde salva el día y se queda con la mujer guapa que en este caso, es la siempre espectacular Jennifer Connelly, la cual interpreta a Penny Benjamin; como también es emocionante para quienes le dan la relevancia y su importantancia en la historia del cine y en la narrativa de la cinta, a un personaje como ICE representado por Val Kilmer.
Es importante resaltar que esta secuela está repleta de referencias a la anterior, y se convierte en una buena estrategia ver la primera para poder disfrutar mucho mejor de esta nueva. Pero más allá que la trama no propone ningún tipo de profundidad aparte de la fraternal propuesta de Maverick con el teniente Bradley, esta cinta logra lo que se propone desde lo simple, logrando algo todavía más importante.
Tom Cruise logra consolidarse nuevamente en lo más alto de la industria siendo tan importante en esta película que los personajes son casi solo ÉL y los aviones, lo demás queda en segundo plano. Logra también consolidar el cine como se hacía anteriormente, sin estar plagado de efectos especiales, orgánico, creíble y visualmente atractivo, sin mayores pretensiones y sin buscar algo que no es.
Top Gun Maverick se ha convertido en un símbolo para el cine actual que quiere lograr salir de nuevo de las pantallas chicas masivamente. El propio Cruise ha dicho que esta cinta está hecha para verse solamente en cines y tiene razón.
La manera con que se filmaron las secuencias de acción, la reacción de cada actor en el contexto de la historia y dentro de cada experiencia como pilotos, se transmite eficazmente al espectador, logrando una emoción elaborada para la historia.
Es por eso que, si busca unas dos horas y diecisiete minutos de buen entretenimiento, sin pretender buscar profundidad en donde no la hay como en los fallidos, pero taquilleros intentos del universo de los súper héroes, esta cinta le entregara lo que pretende dar. Eso sí, para disfrutar por completo de su experiencia, el cine y su magia, es casi algo obligatorio.