Por: Luisa Fernanda Bejarano Rodríguez

Se considera un pedagogo social que abre diferentes perspectivas y puntos de vista, pues, según él mismo lo menciona “hay que abrirle los ojos al país” porque la meta es transformarlo; la idea de Tobón Sanín es que cada día lo escuchen más para crear conciencia, porque “cierta parte de la población es equivalente a los siervos”, por cuanto “no piensan y creen que estar sometidos a un señor que, en este caso es el político de turno que los engatusa, les da, o sólo les ofrece algún favor, es lo que cuenta”.
Tobón Sanín ha tratado de crear conciencia y autonomía en la población colombiana por medio de sus redes sociales. Por tanto, celebra que la gente joven sea quienes lo escuchen de manera prevalente, argumentado que “nosotros los viejos, no tenemos ninguna posibilidad de cambiar el país, pero los jóvenes sí”.
En la actualidad cuenta con más de 255 mil seguidores en Twitter y 54,4 mil seguidores en Instagram; la polémica se da de manera constante, con trinos como “genera más empleos Epa Colombia con sus keratinas, que la Economía Naranja de Duque en sus dos años de aprendizaje”, o, “si dicen que Trump es un dictador por buscar quedarse otros cuatro años en el poder ¿qué vendría siendo Uribe que lleva más de 20 años gobernando?” mensaje publicado en tiempos de elección presidencial en Estados Unidos.
Genera más empleos Epa Colombia con sus keratinas, que la Economía Naranja de Duque en sus 2 años de aprendizaje.
— Gilberto Tobón Sanín (@tobonsanin) January 18, 2021
Para recorrer el camino de Internet, ha contado con el apoyo del ingeniero Luis Carlos Rúa, quien además le sigue en sus opiniones que caracterizan la franqueza, la ausencia de cálculos al lanzarlas y, por tanto, despiertan polémicas e impulsa polvaredas.
Dice lo que piensa a sabiendas de que no todo es objetivo. Pero lo hace con consciencia y con el agotamiento que ocasionan las redes sociales por la exigencia que demandan. Pero también cree que ha logrado bastante como influencer, e incluso piensa en ocasiones que ha superado su tarea de docente y politólogo: “algunos alumnos tienen buen recuerdo de mí, me agradecen por el trabajo que realizo, y por abrirles los ojos sobre la sociedad en la que viven”.
Es un convencido de que la educación debería de ser gratuita por ser un Derecho Humano y Social con rango Constitucional. No cree que se justifique que una persona de estrato bajo no pueda tener acceso a la educación superior por falta de recursos, ni el financiar la oligarquía económica que posee billones de pesos; la educación debería ser gratis.
En el diálogo sostenido con él, el pasado mes de febrero, también expresó que los politólogos caen en el farandulismo, como los periodistas: “no hay mucho éxito en estas carreras en Colombia, porque por lo general los contratan por prestación de servicios, a través de entidades del Estado para que hagan trabajo de campo o para recolectar información, e incluso para hacer programas de control social con respecto a la ciudadanía y tras de todo, con mala remuneración. En el caso de los periodistas son muy pocos los que reciben buenos salarios”.
“El problema es que la bolsa de trabajo a nivel mundial ha sufrido un deterioro muy grande, por la calificación masiva que se hace. Por ejemplo: entre más ingeniero haya, las constructoras no van a contratar a un profesional por ocho o nueve millones si no que lo desvaloriza y le pagan dos millones; y como el tipo puede llevar años sin trabajar, se emplea por eso; eso son los procesos de valoración capitalista. Se puede ver cómo la ciencia y la tecnología están siendo manipuladas por el Estado. Ya no es como antes, que ser profesional era un factor de ascenso social, ahora el ascenso social es el delito. El delito es la escalera de ascenso social en el país, y por tanto, éste es un país hípercorrupto”.
Igual pasa con los medios masivos de comunicación de la gran industria. Los medios nacionales tradicionales son muchas veces censurados y no muestran la información como debería ser, acomodan a su conveniencia la información, creando periodistas inútiles, llenos de falsas palabras o palabras a medias.
Muchos creen que el periodismo es estar detrás de una cámara leyendo lo que aparece en un telepronter; se equivocan, la verdadera función de un periodista es la investigación, el hecho de cuestionar lo que se está leyendo, lo que se está diciendo, no hablar por hablar, no ceder ante las grandes élites y dejarse hacer a un lado, permitiendo la conocida manipulación de medios. El periodista debe ser disciplinado y lleno de virtudes; tener un buen corazón y sobretodo, empatía hacia la sociedad, sin dejar a un lado su análisis crítico.
Los estereotipos en los medios son otro problema, como por ejemplo: la hegemonía patriarcal tan marcada en la sociedad. Esto ha generado que las mujeres en los medios de comunicación sean consideradas solo una cara bonita, la cual transmite los mensajes que el medio de comunicación ordena, abandonando su capacidad de análisis e incluso llegando a cosificarla, muchas veces desacreditando todo su valor profesional por el hecho de ser mujer, y sometiéndola a la presentación de farándula o programas vacíos de contenidos.
El periodismo es una profesión llena de criterios. Es una profesión que debería estar llena de verdades; la pasión de un periodista no debería ser el hecho de tener fama o lujos. Debería ser el hecho de lograr un trabajo social, de comunión con la comunidad, siempre con la verdad, analizando y creando buenos contenidos informativos.
“Si una muchacha es agraciada la ponen hacer labores superficiales, presentar programas sin ningún contenido cultural profundo. Los grandes capitalistas manejan los medios, así que la profesión de periodista en un periodismo alternativo exige voluntad, sacrificio y compromiso político, sumando un cierto (o un mucho) grado de cultura. Los jóvenes con frecuencia inician la carrera pensando ascender socialmente. Entonces el periodismo alternativo es una opción que requiere valor, autenticidad y decisión”.
Los periodistas deben ser más que una cara linda en busca de un contrato, pues la belleza física no mide el nivel de periodista que eres o que puedes llegar hacer. Los estereotipos que se presentan en los medios deben ser fracturados por las nuevas generaciones de periodistas, demostrando que más allá de un presentador de televisión son profesionales en busca de emitir información veraz, de interpretar los conflictos sociales y transmitir la verdad. No se está buscando perfección, se busca autenticidad y verdad para generar un cambio.
El profesor Tobón explica el hecho de que el periodismo alternativo es una buena opción, este periodismo es crítico y de análisis, donde el papel del periodista no se ve vulnerado o amenazado, en estos medios no hay la censura que puede llegar a existir muchas veces en medios privados; sin decir que todos los medios están comprados. El buen contenido público es importante de resaltar en un país como Colombia, donde solo se habla de cierta información y muchas veces pasan al amarillismo solo por buscar un receptor.
La noticia no debería ser amarillista, debe ser clara y concisa, debe tener empatía, un buen periodista no debe tener pelos en la lengua para decir las cosas como son, para alertar a la sociedad de las verdades y de las falsedades, nunca debería ser silenciado. El periodismo alternativo es para valientes, para periodistas que quieren justicia social, que anhelan hacer un periodismo sin censura; salir al mundo e ir en busca de la verdad.
En Colombia se necesitan más profesionales comprometidos y menos periodistas corruptos y vendidos: es fundamental que las nuevas generaciones de periodistas abramos los ojos, creemos conciencia, que no veamos al periodismo como una forma de lograr fama o hacer dinero; que por el contrario nos apasione tanto el oficio, que la ejerzamos de la manera más real y crítica posible. Los periodistas prepago, son una legión que se debe acabar.
Uno de los problemas que se puede visibilizar es el hecho de muchos periodistas buscando trabajo y regalándose a los medios de comunicación por un salario bajo, para al final terminar siendo presentador de farándula, ejerciendo su profesión a medias y silenciado por el canal o medio de comunicación que lo contrato.