Montar en bicicleta para muchos es solo un momento de hacer ejercicio o pasear el domingo. Para otros es un medio de competencia de fin de semana, y para muchos es el transporte diario especialmente en zonas urbanas.
Son muchas las iniciativas que se han tomado en las ciudades del continente, aún así deben enfrentar factores políticos, económicos y temas urgentes como la inseguridad y la poca cultura de seguridad vial, que hacen que el tránsito de los biciusuario sea una tarea diaria de riesgo. El 50% de las víctimas mortales por accidentes viales en la región involucran a ciclistas, pero también a peatones y motociclistas.
Tras analizar 56 ciudades de la región, se contabilizó una infraestructura de 2.513 kilómetros para bicicletas, siendo Bogotá la ciudad con mayor cantidad (392 km), y Monterrey con la menor, solo 0,4 km, según el estudio “Ciclo-inclusión en América Latina, guía para impulsar el uso de la bicicleta como transporte urbano”, publicado en 2015 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El informe también destaca a Bogotá como la ciudad con mayor número de viajes en bicicleta al día, con 611.472, siguiéndole Santiago de Chile, con 510.569.
Esta es una industria que no deja de crecer, aunque el mercado mundial de partes es en un altísimo porcentaje made in china. En 1965 se producían algo más de 20 millones de bicis, hoy el mercado habla de 100 millones de unidades al año en el mundo. El mercado lo acapara China, India, UE, Taiwan y Japón. Con todo, es posible conseguir bicis a la medida y al gusto del usuario.
Pero, ¿cuál es la bici indicada para usar? Definitivamente es necesario usar la cicla adecuada para cada terreno. Las urbanas son más clásicas en sus diseños. Usan cambios, tienen guardabarros, parrilla para llevar equipaje, algunas canastilla, pero todas deben llevar luces y en general se soportan sobre rudas de 26 y 29 pulgadas. Su característica es la comodidad.
Hoy Bogotá, sin duda, es un referente en la promoción de la ‘bici’ en el país, donde los viajes diarios se aproxima al millón, por ende comparte sus desafíos con otras urbes del país como Medellín, Cali, Pasto, Villavicencio o Manizales, que a pesar de su difícil topografía se ha metido en el cuento de la movilidad limpia de las bicis.
Es un vehículo práctico, sencillo especialmente las urbanas, eficiente en su mecánica y un medio para mejorar el estado físico de los usuarios cotidianos. Eso si, hay que tener cuidado al usarlo, atender las señales de tránsito y cumplir a cabalidad con las normas en la medida que se rueda en vías compartidas con otros vehículos.
Manejar a la defensiva es una clave para no verse involucrado en un accidente. Si se usan las ciclorrutas, hay que recordar que es una vía para transitar de forma amable y eficiente, no es una pista de carreras o hacer estorbo ocupando todo el carril, como suele suceder en visitas en bici, que son un peligro para todos los que transitan las ciclorrutas.
Hoy en el día de la tierra, la bici es una alternativa urbana en alza. Tener un auto en la ciudad es inmovilidad, sobre costos, contaminación y ya no representa estatus económico para los jóvenes de éste siglo, que comienzan a tener una mejor conciencia ambiental y de la economía personal.