Vivir, trabajar y ganar el sustento en la vida campesina para muchos se torna en un gran desafió, para otros es la lógica de la vida que han heredado de sus mayores, pero indudablemente se torna como una oportunidad de un buen vivir frente a lo que ofrece la ciudad y su concentración de habitantes y problemas.
Hacer atractiva y productiva la actividad agropecuaria requiere conocimiento que, por fortuna y a través de la labor que se hace desde estamentos estatales en los colegios rurales del país y en zonas de marcada vida campesina, ponen la nota de esperanza para los jóvenes que buscan estar en el siglo XXI haciendo una actividad ambientalmente sana, generadora de recursos económicos y de manera especial, que le de sentido a su vida y al desarrollo de sus talentos.
Hoy se une tradiciones, tecnología digital y un acervo logrado en décadas que los maestros van llevando a sus estudiantes en regiones campesinas, pero con ese sello de esperanza que tanto se requiere hoy en día.
La ingeniera Clara Parra, es parte de un equipo de agrónomos que, más que instructores, son maestros no solo de técnicas, también de vida que le apuestan a que lo jóvenes no abandonen el campo y por el contrario encuentren oportunidades efectivas de desarrollo.
Hoy las carreras profesionales y tecnológicas relacionadas al agro proponen nuevos retos y una inmensa variedad de opciones para hacer de la vida en entornos verdes y ambientalmente protegidos, una oportunidad para vivir mejor sin dejar de lado las ventajas que se ofrece desde lo digital y tecnológico.
En “El último café”, un diálogo desde la ciudad de Duitama, en un lugar reconocido como centro turístico “El publico Boyacence”, con la ingeniera Parra, conduce Carlos Cantor.