Por Gustavo Adolfo Barreto González
La relación operadores de justicia y población colombiana y LGBTI, año tras año, mediante discusiones, acercamientos y establecimientos de políticas públicas amplían el camino a una reconciliación con la“Marginalidad” de esta comunidad; Sin embargo, el mensaje no es del todo claro para muchos. La población sigue siendo blanco diariamente de violencia directa y simplificada así mismo por la justicia colombiana.
“Cualquier persona que sea víctima de la violación de sus derechos humanos tiene el derecho a obtener por los órganos del Estado el esclarecimiento de los hechos” es la precisa declaración realizada por la corte IDH frente a las exponenciales muestras de violencia manifestadas en América. ¿Pero qué pasa con Colombia?
El año 2017 Colombia cerró con broche de oro presentando 109 casos de homicidios hacia la población LGBTI los cuales 3 de ellos se encuentran con sentencia condenatoria y 45 sin información de la investigación, es decir que tan solo el 2.75% de estos casos son atendidos en su totalidad por la justicia colombiana, mientras que el 97.25% de estos siguen haciendo fila esperando ser fielmente analizados y declarados crimen de odio por homofobia.
Persecuciones naturalizadas, arremetimientos por parte de la clase política, y social junto con un sin número de acciones violentas hacia dicha población, propone en mi cabeza cuestionamientos como ¿abordar el respeto hacia la población LGBTI es tan complicado que preferimos matarlos? ¿Los homicidios hacia gais, lesbianas, bisexuales o personas transexuales no esigual que el homicidio hacia una persona heterosexual?
En el contexto de los crímenes hacia la comunidad LGBTI que quedan en blanco no sorprende mucho que existan factores y prejuicios por parte de algunos operadores de justicia quienes obstaculizan esas investigaciones sumándose al problema de impunidad. Pero ahora es cuando el Estado debe darse cuenta de que los estamos pillando y que nos estamos poniendo las gafas para ver la realidad porque a la comunidad LGBTI la están matando desde abajo y enterrando desde arriba.