Por: Gustavo Campo Menco. Docente. Equipo UNIMINUTO Radio Tolima
El volcán Cumbre Vieja que, desde la madrugada del lunes, 20 de septiembre, se encuentra en erupción y ha afectado a los pobladores de la isla La Palma, en Canarias, España, ha ocasionado estragos, con daños abundantes en viviendas, comercios y sembrados. La lava arrasa con todo lo que encuentra en su trayecto y aun no es posible evaluar daños. Los vulcanólogos que observan el fenómeno advierten un tiempo prolongado de erupciones que puede abarcar varias semanas.
Miguel Ángel Morcuende, director del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias, por sus siglas, Pevolca, precisó que el movimiento de la lava se ralentizó en la tarde del lunes, lo que retrasó su legada al mar. Aclaró que esto no significa “que la erupción haya disminuido su actividad, ya que se deberá constatar en las próximas horas si esta reducción es una tendencia o no.”
A esto hay que agregar que las erupciones abrieron otro cráter, en un perímetro cercano al pueblo de Tacande, zona de El Paso, y durante la noche del lunes, se registró un seísmo, valorado con intensidad de 3,8. El reporte ubicó el foco en la población de Tazacorte y se sintió en gran parte de la isla La Palma.
El fenómeno ya está siendo registrado en crónicas desde el epicentro del desastre. La periodista, Silvia Fernández, del diario Canarias 7, narra las marcas de los estragos, a través de las voces de los pobladores que han perdido todo bajo el paso de la lava. Silvia relata que llegó a la plaza de la iglesia de Tajuya, en El Paso, convertida en una especie de mirador de la erupción, y el asombro ante lo que ve, la paraliza unos segundos. Desde allí percibe el sonido de la lava, como el de un mar embravecido. Al instante reacciona y se fija en los grupos de personas que rondan por el lugar, con muestras de angustia, y alertados por el avance incandescente de la lava que se desplaza hacia el mar.
Silvia en su relato, centra el foco en los personajes que están esa plaza de Tajuya, contemplando el avance de la lava: “Algunos de ellos con prismáticos. «¡Mira, mira, todavía está allí. Igual se libra, por favor, que si no qué vamos a hacer»”, apunta, para referirse a los comentarios de una pareja.
Se encuentra con que muchas personas de allí son reacias a expresarse ante la prensa, en especial quienes tienen la certeza de que su casa desapareció, bajo el manto de lava de 6 metros de altura que traga todo a su paso. Tienen que irse de allí, y llevan consigo lo que apenas pueden llevar, sabiendo que perdieron todo. Muchos no acaban de pagar la casa que ya no tienen, y ahora se deben afrontar deudas.
Sucede que muchas de esas casas sepultadas, pertenecen a integrantes de una misma familia. Hay familias enteras sin un lugar dónde vivir. La mayoría de ellos han sido hospedados en un albergue para evacuados y no cuenta con condiciones para una estancia prolongada, que es lo que ha empezado a evidenciarse, a juicio los expertos. Las familias han elevado peticiones a las administraciones para que haya una organización que empiece a ofrecer soluciones a las familias afectadas, ya sea en viviendas de alquiler, hoteles, todo lo que sea necesario.
La gran mayoría de estas familias viven de la agricultura, y recientemente se han visto afectadas algunas poblaciones que viven de la pesca. Como lo expresó David Pavón, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Canarias, quien señaló que “el magma baja entre la zona de Tazacorte y La Bombilla, al oeste de la isla, donde a corto plazo el problema para los pescadores es personal y «logístico», por su vida y sus pertenencias.”, expresó a los medios.
Entre los pobladores de toda la zona, cunde la incertidumbre sobre la duración de las erupciones y los alcances del desastre, ya que lo ocasionado por un volcán es considerado como un fenómeno natural y esto lo convierte en un factor de cobertura poca o nula para las aseguradoras, por ello hacen un llamado al Estado y piden toda la atención necesaria.