Después de dos décadas en el Congreso de la República y una campaña presidencial que lo dejó con deudas y reflexiones, el dirigente político decidió volver al Senado. Su motivación, dice, no es la nostalgia ni la ambición personal, sino la preocupación por el rumbo del país y por lo que considera una crisis de liderazgo en el Legislativo.
“La mediocridad de este Senado es pasmosa”, afirma con contundencia. Asegura que, salvo contadas excepciones, el nivel de los debates y el control político se ha desplomado, “El petrismo logró silenciar los debates de control político del Congreso, y eso es matar al Congreso”.
Explica que su retorno a la vida legislativa tiene dos razones. La primera, precisamente, es el deterioro institucional del Senado. La segunda, el balance que hace del actual gobierno, “Yo voté en blanco porque estaba seguro de que Petro sería un pésimo gobernante, pero superó todos mis cálculos. La capacidad de Petro para gobernar mal es una cosa impresionante”.
Desde su visión, el Congreso perdió relevancia y se volvió complaciente, “El control político desapareció. Hoy muchos debates se hacen solo para las redes sociales. Antes había profundidad, hoy hay superficialidad. Un Congreso sin control no sirve para nada”, lamenta.
Sin embargo, no todo es desolador. Destaca figuras como la representante Jennifer Pedraza, a quien considera un ejemplo de compromiso, “Ella está cumpliendo con sus deberes, eso no se le puede negar a nadie”, dice, optimista de que nuevas generaciones sigan defendiendo la independencia del Legislativo.
Frente al presidente Gustavo Petro, no escatima críticas. Lo describe como un mandatario errático y confrontacional, “Coger a Petro en un acierto es casi imposible. Se equivoca y se equivoca sistemáticamente”, sostiene. A su juicio, el Gobierno ha perdido el rumbo en todos los frentes, “No hay dirección, no hay claridad, no hay equipo. Petro gobierna desde la improvisación”.

También cuestiona el manejo económico y la manera como se ha planteado la transición energética, “No se puede hacer a punta de discursos. Si usted frena de golpe la producción de petróleo o carbón, deja sin empleo a miles de familias y termina comprando combustibles más caros afuera”, advierte. Considera que el Gobierno ha convertido la ideología en obstáculo para el desarrollo, “Lo que necesitamos es sensatez económica. El país no puede vivir de improvisaciones ni de peleas ideológicas”.
Sobre la oposición, reconoce que está fragmentada y sin proyecto, “No basta con decir ‘Petro no sirve’. Hay que construir una propuesta de país. La gente necesita esperanza, no solo rabia. El centro se volvió un laboratorio académico, pero sin conexión con la gente”.
Ya en un tono más personal, reflexiona sobre su trayectoria. “El verdadero sentido del servicio público no está en ganar elecciones, sino en servir con honestidad, aunque eso no siempre sea popular”, confiesa. Tras su pausa después de la campaña presidencial, dice que la política lo sigue llamando. “Uno nunca se va del todo. Si tiene la experiencia y la voz para ayudar, no puede quedarse callado mientras el país se desordena”.
Con serenidad y sin triunfalismo, explica su regreso, “Volver al Senado no es volver al pasado, es cerrar un ciclo con sentido. Mientras uno tenga fuerzas, hay que seguir trabajando por Colombia, porque este país, con todos sus problemas, sigue siendo un lugar por el que vale la pena luchar”.
Aquí puede ver y escuchar la entrevista completa a Jorge Enrique Robledo, candidato al Senado de la República:








