Nació en la ciudad de Piedecuesta, Santander, el 26 de marzo de 1945. Hijo de Cecilia Suárez de Hernández y Luis Jesús Hernández Rojas.
Realizó su primaria en Escuela Anexa a la normal superior de varones en Piedecuesta y terminó su bachillerato en el Colegio de Santander. Culminó sus estudios universitarios como Ingeniero Civil en la Universidad Nacional de Colombia en el año 1970, donde cabe destacar que recibió clases de maestros como Ramón de Zubiría, Abelardo Forero Benavides, Gloria Zea, Marta Traba, Antonio Páez Restrepo y Enrique Kerpel.
En entrevista con él se refirió asimismo como un “diablo” cuando se le preguntó cómo era en el colegio. Y agregó que era un “zángano, toma trago, bailarín, sinvergüenza y borracho” cuando le preguntamos cómo era en su tiempo de estudiante universitario.
Una vida llena de aventuras ha tenido el ingeniero, por ejemplo, cuando se perdió en Bogotá a los 5 años visitando a su abuela, cuando fue campeón de levantamiento de pesas en el colegio, o también al hablar de sus “tropibombas” (fiesta) en su juventud.
De su madre, Cecilia Suárez de Hernández, adquirió la capacidad para resolver los problemas a la mayor brevedad.
“Ella, nunca había oído hablar de Confucio, pero con su tierna sabiduría campesina, me animaba y me aconsejaba con palabras diferentes, pero ideas similares a las del gran pensador, que dijo: “Cuatro cosas es necesario extinguir en su inicio: Las deudas, el fuego, los enemigos y la enfermedad”.
El Ing. Rodolfo reconoce en sus padres a los verdaderos hacedores de su futuro. Ellos, que procedían de familias muy humildes, se sacrificaron y dieron todo para que sus hijos pudieran convertirse en personas notables y honorables, como le gustaba decir.
El Ing. Rodolfo, tiene tres hermanos: Humberto, Alfonso y Gabriel, los dos últimos también ingenieros civiles.
Está casado con Socorro Oliveros y es padre de cuatro hijos: Juliana quien en el año 2004 fue víctima de la violencia, fue secuestrada y de quien no se volvió a tener noticia.
Mauricio, Luis Carlos y Rodolfo José, y dos nietos: Rodolfo José y Ana Sofía a quienes ama con toda su alma. Y que son su razón de vida y la razón fundamental por la que quiso llegar a la alcaldía de Bucaramanga, para dejarles, a ellos, y a todos los hijos y nietos de los bumangueses, el legado más hermoso que un ser humano le puede dejar a otros: Una vida más justa, una vida con más oportunidades, una vida feliz, una vida mejor, que la que nos ha tocado vivir a nosotros.
Sin embargo, a lo largo de su vida tuvo sus metas claras, pues como hijo de campesinos, se levantó todos los días a las 3 de la mañana para comenzar a trabajar con sus padres, sabía desde un principio que se sentía orgulloso de dónde venía, pero también sabía para donde iba. De esa forma logró ser uno de los más ricos en el país y así desea lograr obtener las llaves de la Casa de Nariño.