Los dirigidos por Enzo Maresca ganaron, golearon y gustaron en la gran final del nuevo modelo que estrenó la FIFA para definir al mejor club del planeta. Después de un extenso calendario con 63 partidos disputados, el pasado domingo 13 de julio se enfrentaron ingleses y parisinos en un duelo a partido único que tenía todos los reflectores del fútbol mundial.
Los pronósticos favorecían al PSG, vigente campeón de la UEFA Champions League, pero la cancha dictó otra historia. Desde el pitazo inicial, “The Blues” se plantaron con una presión alta y un bloque compacto que desconcertó por completo a los franceses. Chelsea no solo impuso el ritmo del juego, también lo convirtió en una exhibición.
Al minuto 22, Cole Palmer abrió el marcador con un golazo que dejó sin reacción a la zaga rival. Palmer, la nueva joya del fútbol inglés, repetiría poco después con una jugada similar. El PSG, que apenas había encajado un gol en todo el torneo (en su única derrota ante Botafogo en fase de grupos), se vio desbordado por la intensidad y la claridad táctica de su rival. El 3‑0 definitivo llegó antes del descanso, con João Pedro definiendo con categoría tras otra asistencia de Palmer.
Entre campeones europeos se definió el trofeo
El enfrentamiento no podía tener mayor atractivo: dos gigantes del Viejo Continente, cada uno con sus credenciales. Paris Saint – Germain arrasó en su paso por la Champions League y venía de humillar 5‑0 al Inter de Milán. Chelsea, por su parte, había conquistado la Conference League tras vencer 4‑1 al Real Betis. Dos coronas europeas, dos formas de entender el juego y una sola oportunidad de reinar en el mundo.
Este fue el primer Mundial de Clubes oficial bajo el nuevo formato ampliado de la FIFA, que reemplaza al antiguo torneo anual de campeones continentales. A partir de 2024, esa versión más reducida fue renombrada como Copa Intercontinental FIFA, perdiendo su estatus como torneo principal a nivel global.
El fútbol inglés sigue marcando la pauta
No es casualidad que la Premier League sea considerada por muchos como la liga más exigente del planeta. Su nivel competitivo, la profundidad de sus plantillas y la calidad de sus entrenadores han convertido al fútbol inglés en el referente actual. Lo ocurrido en Nueva Jersey fue una nueva prueba de ese pensamiento.
Chelsea, con esta victoria, no solo alza el primer Mundial de Clubes del nuevo formato, también entra en los libros de historia como el único club que ha ganado todos los torneos organizados por la UEFA; Champions League, Europa League, Conference League y Supercopa. Y ahora, con el título global, se reafirma como un equipo que tiene jerarquía en la finales.
El PSG, de la mano de Luis Enrique deberá replantear sus próximas estrategias. Un equipo que llegó como favorito, pero se quedó sin respuestas ante la presión, aunque el cansancio físico jugo una mala pasada y la contundencia de un rival que supo interpretar el partido desde el primer segundo.