Por: Danniela Rodríguez
En Colombia, se practicó por primera vez una cirugía de estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) para tratar un caso extremo de depresión resistente.
Lo que llama la atención no es solo el avance médico, sino que el procedimiento fue autorizado y financiado por una EPS, lo que abre nuevas posibilidades dentro del sistema de salud pública.
La estimulación cerebral profunda es una técnica quirúrgica que consiste en implantar electrodos en zonas específicas del cerebro relacionadas con la regulación del estado de ánimo, estos electrodos se conectan a un generador que emite impulsos eléctricos y que se instala debajo de la piel, usualmente en el pecho, su objetivo es “reiniciar” ciertos circuitos neuronales alterados que provocan síntomas persistentes de la depresión, como la apatía, la tristeza extrema o la falta de motivación.
Aunque este procedimiento se utiliza desde hace décadas para enfermedades como el Parkinson o la epilepsia, su aplicación en salud mental es más reciente y reservada solo para casos extremos, cuando los tratamientos convencionales como psicoterapia, antidepresivos, terapias alternativas no han funcionado tras años de intentos.

La paciente, Lorena Rodríguez, de 44 años, llevaba 17 años lidiando con un trastorno depresivo grave que no cedía ante ningún tratamiento, tras agotar todas las alternativas posibles, fue seleccionada como candidata para este procedimiento experimental.
La intervención se realizó en el Hospital Internacional de Colombia (HIC), en Santander y fue liderada por un equipo multidisciplinario de especialistas en neurocirugía, psiquiatría y neurología.
Lo más notable es que el procedimiento fue autorizado por la EPS de la paciente, algo inusual tratándose de una cirugía costosa, de alta complejidad y que no forma parte del Plan de Beneficios en Salud (PBS).
El respaldo se logró gracias a una evaluación médica rigurosa y a los mecanismos legales que permiten el acceso a tratamientos no incluidos en el PBS cuando está en riesgo la salud o la vida del paciente.
A pocas semanas del procedimiento, los médicos reportan avances positivos, Lorena ha empezado a recuperar el interés por su vida cotidiana, vuelve a maquillarse, a salir, incluso a sonreír, si bien se trata de un proceso de ajuste progresivo, la estimulación debe calibrarse a lo largo del tiempo, los primeros resultados indican una mejora significativa en su estado de ánimo.
El dispositivo implantado permite enviar impulsos al cerebro de forma controlada y programable, la paciente debe cargarlo en su casa cada tres días y su autonomía puede extenderse hasta por 25 años, los expertos explican que no se trata de una cura, sino de una herramienta más para combatir los síntomas en casos severos y persistentes.

Aunque en Colombia la salud mental está incluida en el PBS con psicoterapia, medicamentos y hospitalización psiquiátrica, los procedimientos quirúrgicos como la estimulación cerebral profunda no lo están, sin embargo, la Corte Constitucional ha establecido que las EPS deben autorizar tratamientos por fuera del PBS cuando, el paciente no puede pagar el tratamiento, la intervención es prescrita por un profesional de la misma EPS, no existe un tratamiento igual o mejor en el plan vigente, se demuestra que negarlo pondría en riesgo derechos fundamentales, como el derecho a la vida o a la salud.
Con base en estos criterios y tras presentar un concepto clínico integral, se autorizó la cobertura del procedimiento por parte de la EPS, este caso se convierte así en un precedente que podría beneficiar a otras personas en condiciones similares, aunque no exento de desafíos logísticos y financieros.
Los especialistas advierten que no se trata de una solución para todos, este tipo de cirugía está indicada únicamente para pacientes con depresión resistente, que hayan sido evaluados por equipos clínicos especializados, requiere una infraestructura hospitalaria avanzada, seguimiento continuo y personal médico altamente calificado.
Además, su acceso está limitado a unos pocos centros del país con tecnología y experiencia suficiente. Por ahora, solo hospitales como el HIC en Bucaramanga o el Hospital San Vicente Fundación en Medellín están en capacidad de realizar este tipo de procedimientos.
Otro reto importante es el seguimiento, una vez implantado el dispositivo, es fundamental ajustar los parámetros de estimulación de forma regular, lo que implica citas frecuentes, pruebas psicológicas y acceso a médicos especializados. En un sistema de salud donde las citas con psiquiatras o psicólogos pueden tardar meses, esto representa un reto adicional.

Más allá del éxito clínico, este caso pone sobre la mesa un debate de fondo, ¿cómo garantizar el acceso equitativo a tratamientos innovadores dentro de un sistema de salud que aún tiene falencias graves en la atención de salud mental?
Las cifras del Ministerio de Salud muestran un aumento sostenido en los diagnósticos de depresión y ansiedad en los últimos años, sin embargo, la cobertura real de atención psicológica sigue siendo baja y muchos pacientes no logran completar tratamientos debido a la escasez de profesionales, demoras en las citas o falta de continuidad.
La primera cirugía de estimulación cerebral profunda para tratar la depresión en Colombia marca un hito médico y social, su realización y cobertura por una EPS demuestra que el sistema de salud tiene herramientas para responder ante casos complejos, siempre que haya voluntad clínica, respaldo legal y acompañamiento multidisciplinario.
Sin embargo, sigue siendo un procedimiento excepcional, la clave según dicen los expertos, no está solo en la tecnología, sino en mejorar la prevención, la detección temprana, el acceso a terapias y el acompañamiento integral de todos los pacientes con trastornos mentales, antes de que su situación llegue al punto de requerir una intervención quirúrgica.