Siempre hay otra mirada posible para humanizarnos y hacer posible la convivencia de colombianos que han visto, por muchísimas razones, una sociedad distinta a la que hemos establecido por ya casi dos siglos de vida republicana.
Hemos pasado por todo tipo de tragedias generadas por la violencia, la desintegración familiar, la persecución y las injusticias económicas, pero aún así, siempre hay un espacio de integración rodeado de comida, música y tradiciones regionales. En uno de esos lugares más representativos de nuestra historia reciente, el municipio de Planadas, se han reunido los diferentes actores de una guerra fratricida, y a través de la cultura culinaria, se han podido sentar a la mesa, reconocerse, ver que el otro ha sufrido lo mismo y que a la final solo el perdón, la integración y el trabajo colaborativo hacen la diferencia.
Este proyecto de hacer de la comida el centro del diálogo y plantear un recetario gastronómico para la paz, permite abrir otras posibilidades de construcción social, de colaboración y sobre todo, entender el proceso que se ha vivido para caminar juntos en la construcción y consolidación de la paz.
Una conversación interesante en “El último café”, conduce Carlos Cantor.
