Cada 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, una fecha que busca generar conciencia sobre la importancia de este ecosistema que cubre la mayor parte del planeta tierra. En Colombia, posee una gran riqueza marítima, pero también enfrenta cifras alarmantes que ponen en jaque su biodiversidad.
En UNIMINUTO Radio tuvimos la oportunidad de conversar con Juan Pablo Contreras, director de la División de Tratamiento de Aguas para la Manufactura, Ingeniería y Operaciones Administradas en Latinoamérica Sur y Centro de Ecolab, sobre los desafíos actuales y las posibles soluciones a esta problemática, “al momento, según cifras de WorldStrides, el 40% de los océanos del planeta están seriamente afectados por temas de sobrepesca, contaminación, entre otros. En Colombia, un país con una situación geográfica única al tener costas en dos océanos tan grandes como el Atlántico y el Pacífico, más del 70% de los ecosistemas están en riesgo de colapso”, explicó Contreras.
La contaminación del agua no solo afecta al medioambiente, también golpea directamente la salud pública y la calidad de vida. Según el Ministerio de Vivienda, 12 millones de personas en Colombia no cuentan con un servicio adecuado de agua potable, y solo se trata cerca del 50% de las aguas residuales. El impacto es aún más fuerte en regiones rurales y costeras, “el tratamiento de agua es vital, es una parte estructural de la solución, sumado al comportamiento de las personas, de las empresas y todo lo que pueda dirigir el gobierno con este tema. Esto tiene que ver con cómo las empresas gestionan sus residuos que terminan desechados en los ríos”, indicó Contreras.
La solución también empieza en casa
Aunque los cambios estructurales son urgentes y necesarios, cada persona también tiene una responsabilidad clave. Reducir la contaminación comienza por una correcta disposición de los residuos, incluso desde el hogar, “si los ciudadanos hacemos una gestión adecuada de los residuos en casa o cuando estamos cerca de un río o del mar, estamos contribuyendo a mejorar esta situación”, destacó Juan Pablo Contreras.
Frente a esta problemática, ya existen tecnologías que permiten tratar aguas residuales y reutilizarlas sin afectar las fuentes naturales. La clave está en combinar desarrollo tecnológico con conciencia ambiental, “En Ecolab desarrollamos productos que permiten convivir el aparato industrial con el uso adecuado de los recursos naturales. Todas las compañías manufactureras requieren agua. La idea es lograr que esa agua que sale como residuo tenga la mejor calidad posible, y eso hoy se puede lograr en Colombia”, destacó Contreras.
En Colombia diversos sectores han creado e impulsado diversas estrategias para disminuir las alarmantes cifras, Contreras reconoce el esfuerzo realizado, pero insiste en que se necesita mayor compromiso de todos los actores, “en Colombia hemos evidenciado un aparato industrial muy comprometido con buenas prácticas, pero falta muchísimo más por hacer. Esta combinación entre el compromiso gubernamental, empresarial y ciudadano es clave para reducir las cifras preocupantes de deterioro en los océanos”.
¿Es viable llevar estas tecnologías a los departamentos y municipios más afectas y alejados?
Implementar soluciones en zonas apartadas ha sido históricamente uno de los mayores desafíos para lograr equidad ambiental, es por esto, que surge la duda de la viabilidad y si es posible la correcta aplicación de estas tecnologías en estos sectores del país; sin embargo, los avances tecnológicos permiten pensar en una cobertura más amplia, “es bastante viable llevar estas nuevas tecnologías que brinda Ecolab a diferentes zonas afectadas, ya que Ecolab trabaja de la mano con muchas empresas que están involucradas en el manejo del agua.
Esto nos lleva a que, en la medida que los ríos reciban menos contaminantes, logramos que la calidad del agua esté mucho más apta para los humanos, si logramos además que las comunidades puedan recibir en los alcantarillados un agua mucho más sana, se reducirán las enfermedades relacionadas con consumos de agua no aptas. Y si logramos que el consumo del agua sea el óptimo, es decir, que no se desperdicie y que el agua en los ciclos productivos esté en buena calidad, solventamos situaciones como la que se presentó hace algunos meses en Bogotá con la restricción de acceso al agua”, afirmó Contreras.
El director, también subrayó que, si bien las grandes ciudades reciben mayor atención mediática, las zonas rurales y costeras son vitales para que todo el flujo del agua en el país esté en condiciones aptas.
Agua en cantidad, pero no siempre en calidad
Colombia cuenta con una extensa cantidad de fuentes hídricas, pero eso no significa que toda el agua sea apta para el consumo humano. Tener ríos y varias etapas de lluvias no basta si no se protegen las fuentes y sino se trata de la forma correcta,“el agua es un bien finito, no infinito. Nosotros somos un país muy beneficiado por tener dos costas, buena cantidad de lluvias y muchos ríos, pero si no cuidamos de esto, vamos a perder cada vez más el acceso a agua de calidad. Es muy diferente que haya mucha agua a que tengamos agua apta para el consumo humano”, concluyó Contreras.
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