Cuando en 1996 el director estadounidense Wes Anderson sacó a la luz su primer largometraje, Ladrón que roba a otro ladrón, se fue delineando una manera muy particular e identificable de saber cuando este realizador ganador del premio Oscar por La maravillosa historia de Henry Sugar (2023) en la categoría de mejor cortometraje, está detrás de las cámaras.
Este director, guionista, productor y actor, responsable de grandes títulos como, El gran hotel Budapest (2014) Isla de perros (2018), Asteroid City (2023), Los excéntricos Tenenbaums (2001), mi favorita, entre otros, hacen de la filmografía de este director una construcción estética predominante por simetría, por paleta de colores vibrantes, por composiciones cuidadas y por personajes excéntricos, como la exploración en temas de familias disfuncionales.

La cinta transita entre la comedia negra y el cine de espionaje que presenta a Zsa-zsa Korda (Benicio del Toro), un magnate europeo, y a su hija Liesl (Mia Threapleton), que se dispone a convertirse en monja, en una trama de traición y fábula. Korda, tras sufrir una serie de intentos de asesinato, decide dejarle su fortuna a Liesl.
La película cuenta con grandes nombres como, Michael Cera, Riz Ahmed, entre otros. Se concentra en una familia y su empresa, con traición y decisiones morales ambiguas como temas centrales. La trama explora de manera entretenida la complicada relación padre-hija y los peligros que enfrenta Korda al ser blanco de magnates conspiradores, con guiños a Doctor Strange Love (1964).

Quien ya conozca las líneas narrativas del director y sus formas, probablemente pueda disfrutar de la cinta, pues Anderson no piensa cambiar la estética que tanto lo identifica, y El Esquema Fenicio es un ejemplo de seguir su propia línea con planos completamente controlados, con numerosos paneos y planos panorámicos que le entregan al espectador un constante reto, poniendo a prueba su especial atención al detalle, aspectos clave en la filmografía de este director.

El Esquema Fenicio no escatima en la elaborada escenografía, que le da matices a una historia que se construye gracias a lo llamativo y casi espectacular de las formas, pero a veces ambigua en la narrativa, apenas impulsada por las caras conocidas que cumplen con creces su fugaz paso en la historia, aunque esta película sin duda es necesaria para el cine actual, porque capta con elegancia lo que debería ser y el arte que debe continuar siendo.

Puede que la historia no prospere de manera ágil, pero sabe captar la atención del público de muchas maneras, pero si no se tiene afinidad con la estética del director y su estilo cinematográfico casi teatral, donde los actores sobresalen en sus acciones inverosímiles, y la imagen es como si se pasara la página de una historieta en cada plano. No hay la menor duda que el espectador la puede disfrutar, en cada secuencia y toda acción de los personajes.

Es probable que, si conoce la filmografía del director, perciba un cambio en ciertos ritmos de la película y de su continuidad, ya que El Esquema Fenicio tiene un director de fotografía distinto al que siempre acompañó a Anderson por años, puesto que el director de fotografía francés Bruno Delbonnel, tomó el puesto del director de fotografía estadounidense de siempre, Robert Yeoman.

En consecuencia, el final de la cinta se siente un poco atropellado, y si no fuera por los grandes nombres en el cartel, El Esquema Fenicio podría recaer en un recurso repetitivo, pero que sin duda Anderson ya consolidó y apropió, con su capacidad de hacerlo tan llamativo como el maravilloso papel de Benicio del Toro, y de la hija de Kate Winslet (Mia Threapleton), que sin duda se convierte en el corazón de la película.

Una película al mejor estilo Anderson, y aunque no es una cinta recomendada para adentrarse en la filmografía del director, tiene los estándares de una de las estéticas más reconocibles del cine contemporáneo, y aunque hay a quienes les gusta y a quienes no, es de los directores más importantes y prodigiosos de su generación, que sabe tocar temas como la religión, la política o el poder de manera inteligente, relevante y sagaz en la construcción de sus personajes y cómo interactúan, porque para ver a este director, no solo hay que saber mirar, hay que entender el mundo que nos rodea. Juzguen ustedes.