Cuando desde hace años el cine de terror entró en los excesos y en el uso de recursos narrativos, solo buscaba darle al espectador sobresaltos que activaran sus temores de la manera más abrupta, en lo posible, con imágenes violentas llenas de pobreza narrativa y con personajes débiles y fácilmente olvidables, como lo que pasó con las desechables Winnie Pooh sangre y miel en su primera y segunda parte, o con la inofensiva Aguas Siniestras (2024), por citar películas recientes.
Ciertas leyendas del género se fueron acuñando desde la década de los sesentas con directores icónicos del género como el maestro Alfred Hitchcock o el italiano Dario Argento, en los setentas, que enriquecieron lo que vendría luego con el estreno en 1976 de La Profecía, dirigida por el norteamericano Richard Donner, que le imprimió tono y ritmo particulares a esta franquicia desde entonces.
La talentosa directora estadounidense Arkasha Stevenson llega con su sorprendente primer largometraje, con una fina atención al detalle y una concepción que muestra con creces su conocimiento del género y a las películas que la precedieron. Esta precuela logra con éxito mostrar el surgimiento de la estrenada en 1976 con una muestra en escena impecable, y una belleza cinematográfica tan olvidada por las películas de terror como la calidad de las historias.
Stevenson dirige una historia sugestiva y llena de riesgos y atmósferas impresionantes que van más allá de la calidad visual, porque le imprime una gran narrativa, y la gestación de cada personaje permite que ninguno sobre, llenándolos de un carisma espeluznante que se queda con el espectador durante dos horas, (o mucho más tiempo en mi caso), que aparecen en momentos claves para darle un ritmo pausado, pero eficaz, manteniendo el tono de su predecesora, impulsada de manera magistral por su dirección de arte propuesta por la maravillosa Andrea Migliaccio, y la sugestiva dirección de fotografía de Aaron Morton. Esto no hubiera sido posible sin una pieza clave que hace que todo funcione armónicamente: la contundente actuación de Nell Tiger Free (Margaret).
La historia presenta a una joven estadounidense que es enviada a Roma para comenzar una vida de servicio a la Iglesia, que descubre una oscuridad que la lleva a cuestionar su propia fe y revela una conspiración aterradora que espera provocar el nacimiento de la encarnación del mal.
El desarrollo del personaje de Margaret maneja constantemente el tono de la película estrenada en 1976, porque propone conflictos profundos en la construcción de la fe, mediante imágenes que van al límite y que se muestran por instantes, para que el espectador se encargue de llevarlos más allá, dentro de una perturbante sensualidad, que hace que la llegada de Damien sea aún más memorable.
La actriz británica logra este rompecabezas de tan buena manera, que, en mi opinión, hace una secuencia que se convertirá en un futuro cercano en un icono del género por lo bien logrado que está, gracias a sus movimientos que le dan la bienvenida al mal desde una metamorfosis inquietante.
La primera profecía logra con creces revitalizar esta franquicia gracias a la gran labor de su directora, que inspira a saber más sobre esta historia que se contó hace cuatro décadas, que nos recuerda que las almas pueden ser poseídas, y que el origen de esta profecía se remonta al nacimiento del Anticristo el 6 de junio de 1976 a las 6:00 de la mañana.
Según Arkasha Stevenson: “La primera profecía es una precuela de la versión de 1976. Para nosotros era realmente importante crear una historia que pudiera sostenerse por sí misma. Queremos que veas la versión de 1976, pero también tenemos nuestro propio mensaje para agregar a la franquicia”.
Una película con imágenes potentes que vale la pena detallar y deleitarse, con actuaciones que honran el valor simbólico de la historia que se graban en la mente de quien las ve, que impulsa con calidad un desenlace conocido.
Si busca aferrarse al terror actual, lleno de excesos y escaso en calidad visual y sobresaltos, esta no es su película. Si lo que busca es belleza y calidad, con un exquisito trabajo técnico en un género que parecía repetitivo, este nuevo espíritu le va a proponer muchas más cosas que solo temor. Juzguen ustedes.