Sin lugar a dudas es el mate. Esta bebida, cuyo nombre en latín es Ilex paraguariensis se prepara con la llamada yerba mate, yerba de los jesuitas o yerba del Paraguay; y la costumbre se remonta a la época precolombina.
Los jesuitas fueron quienes difundieron el consumo de la yerba mate al exportarla, tanto así que fue conocida como el “té de los jesuitas”.
Las hojas de yerba mate (Ilex paraguariensis) proviene del árbol que crece en el norte de Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil debido a la alta temperatura y la humedad.
La yerba produce un efecto estimulante similar a la cafeína. Reduce el colesterol “malo” (LDL) e incrementa el colesterol “bueno” o HDL. Contiene vitaminas B1, B2, B3, B5, C, E, hierro, magnesio, potasio y varios aminoácidos.
Una fiesta de ferreagosto
“Recuerdo –señala Pongutá–que en una oportunidad a mediados de agosto el Papa estaba dando una pequeña vuelta en su coche por la plaza de San Pedro y le preguntó a su acompañante: ¿Porque hay tan pocos fieles por estos días? Su acompañante le respondió: “porque son las fiestas de Ferragosto y una gran mayoría se va al mar”.
Luego vio que muchas personas y habitantes de la calle estaban allí, solos y le volvió a interrogar: ¿Y por qué ellos no están en el mar? Su interlocutor le respondió que eso costaba dinero y por eso no podían ir al mar. El Santo padre le dijo bueno ¿yo creo que tenemos algo de lo que nos han donado últimamente cierto? Así que lo encargo a usted que consiga un autobús que consiga vestidos de baño nuevos limpios y dignos y que a los niños les consigan juguetes para jueguen con la arena, que tengan flotadores, lleven música, pizza que tengan bebidas jugos agua y mañana usted se va encargar de que todos estas personas tengan un día de mar.
Actitudes como esta no registran los medios son las que demuestran la verdadera grandeza del papa Francisco quien en pequeños gestos demuestra que nadie puede ser considerado un descartado.
Cada sacerdote debe atender a 3.091 feligreses
Según informan el Anuario Pontificio de 2017 y el Annuarium Statisticum Ecclesiae 2015, el promedio para la atención de los fieles católicos, la estadística indica que a cada sacerdote corresponden 3.091 seglares, cuando que en 2010 eran 2.900. Particular atención merece la situación en América, donde ese promedio supera las 5.000 personas. Por otra parte, la presencia sacerdotal se debilita en Europa, aunque la ratio sea más baja que en los otros continentes: 1.595 católicos por sacerdote. La situación es diversa en Asia, donde mejora la carga pastoral de los presbíteros: de 2.269 a 2.185 católicos por sacerdote, y es estable en África, con un índice de alrededor de 5.000 bautizados por cada sacerdote.