El estilo vociferante y amenazador de Trump nuevamente se aprecia en el contexto internacional, donde “américa primero” pone de relieve que todo es posible con tal de lograr los fines que se ha propuesto desde su inico de gobierno.
Esta vez fue en el escenario de Davos, donde amenazó con imponer aranceles a los automóviles europeos en caso de que Europa grave sus empresas tecnológicas.
La denominada tasa GAFA (acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon) es un impuesto a los gigantes de internet que afecta no solo a las tecnológicas estadounidenses, sino a las multinacionales cuyos ingresos anuales superan los 750 millones de euros a nivel mundial. Tiene el objetivo que las grandes multinacionales paguen un 3 por ciento de su facturación en los países en los que efectivamente operan y no sólo en aquellos que eligen como sede social porque las condiciones fiscales les resultan más favorables.
“Es muy muy duro tratar con Europa. Aprovechan las ventajas de nuestro país desde hace años (…) Si no logramos algo [en las negociaciones comerciales] tomaré medidas, serán impuestos muy elevados a sus automóviles y otros productos” importados, dijo Trump en una entrevista a la cadena CNBC. Dijo también que Apple debe ayudar a la policía a acceder a los teléfonos encriptados de los investigados. “Apple debe ayudarnos. Es muy importante. Tienen la llave para acceder a muchos criminales”, dijo.
El gobierno de estados Unidos representado por el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, en el Foro Económico Mundial manifestó que “Pensamos que una tasa digital es discriminatoria por naturaleza (…) Si queremos imponer arbitrariamente tasas sobre nuestras empresas digitales entonces estudiaremos imponer tasas arbitrarias a los constructores de automóviles”.
El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, dijo que espera llegar a un acuerdo con Mnuchin, sobre el tema del impuesto digital. En declaraciones a la cadena Bloomberg desde el Foro Económico Mundial, Le Maire dijo que una llamada telefónica entre Trump y el presidente Macron, había creado “un buen estado de ánimo para negociar y tratar de encontrar un compromiso”.