Por: Gustavo Montes Arias
El libro es viajero de la historia. Durante siglos ha pasado por virus, guerras, cruzadas, colonizaciones y gritos de independencia, para llegar a nuestros días y ser testigo de la crisis que sucede en el mundo por cuenta del nuevo coronavirus.
Durante el último semestre de este año, el panorama de diferentes sectores no es alentador. La Asociación Nacional de Industrias Financieras (Anif), por ejemplo, previno un crecimiento económico de alrededor del 1,8 por ciento para el año 2020, pese a la esperanza de crecimiento del 3,4 por ciento que había a finales de 2019, y ha hablado acerca de una desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB) de entre 1,8 y 2 por ciento.
Datéate hizo una investigación sobre el panorama de la industria editorial colombiana. Conozca la voz de escritores, editores, libreros, lectores y expertos, para analizar desde diferentes realidades la situación del libro en tiempos de pandemia.
Algunos datos y cifras iniciales
Registros de ISBN en Colombia según la CCL.
De los casi dieciocho mil libros registrados ante la CCL en el año 2016, 13.570 fueron textos impresos y 4.360, textos digitales; una muestra clara del crecimiento editorial en formatos digitales.
En 1951 se creó la Cámara Colombiana del Libro (CCL), gremio que representa a editores, libreros y distribuidores de libros. Otorga el ISBN (International Standard Book Number, por sus siglas en inglés) a todas las publicaciones editoriales en Colombia y “da a conocer la situación de la cadena del libro en el país, lucha contra la piratería y trabaja por el desarrollo de la industria editorial”, como se lee en la presentación de su página web.
El último informe completo de la industria editorial que presentó la CCL, compila las cifras del sector en los años 2008 a 2016 y es, tal vez, el análisis más actualizado. El último informe estadístico corresponde a la vigencia de 2018 y muestra cifras alentadoras para el sector en Colombia, antes de la pandemia.
Como datos importantes de este informe, se encuentra que en 2016 fueron registrados y publicados 7.040 títulos por parte de 226 empresas editoriales en cualquiera de las 1.452 temáticas de clasificación propuestas por la entidad.
Para 2018 las cifras fueron más optimistas. Según la CCL y el Centro Colombiano de Derechos Reprográficos (CDR), en este año el sector editorial creció en un 2,5 por ciento, se vendieron 47,1 millones de ejemplares y se editaron 21.750 nuevos títulos que sumaron 763.000 millones de pesos en ventas, de las que al menos el 60 por ciento corresponde a producción nacional.
El Covid-19 marcó una movida de la mesa para el mercado editorial, una de las industrias creativas y culturales del país. Aún no se puede saber qué resultados ha dejado la crisis económica en el sector. Por ahora se sabe que en Colombia hay alrededor de 600 establecimientos comerciales pertenecientes a la industria editorial, que emplean cerca de 8.000 mil personas de forma directa e indirecta.
Escritores: la base de todo
Con los escritores empieza la travesía editorial y comercial del libro. Cada persona que escribe es un hacedor de todo lo posible e imposible, incluso de las cifras. Paul Brito, escritor barranquillero, es uno de los autores que ha divulgado sus obras en medio de la pandemia.
Ha publicado dos libros de cuentos, uno de crónicas y dos novelas. Precisamente su última obra, Restos orgánicos de un mundo anterior, salió al público poco antes de que iniciara la fase de cuidado inteligente en Colombia. El libro es un canto a la memoria que demandó ocho años de creación y escritura. Los 42 breves capítulos que lo conforman son textos “narrativamente autosuficientes”, como el autor lo menciona.
Acerca del proceso editorial, Brito comenta que no fue una decisión propia publicar la novela en medio de la pandemia, algo que no esperaba tampoco cuando entregó su libro en el año 2019.
Luego de pasar por una evaluación inicial, Registros de ISBN en Colombia según la CCL, de los casi dieciocho mil libros registrados ante la CCL en el año 2016, 13.570 fueron textos impresos y 4.360, textos digitales; una muestra clara del crecimiento editorial en formatos digitales.
Luego de pasar por la corrección y edición dentro del cronograma de la editorial que lo publicó, el libro vio la luz y llegó a muchos lectores en poco tiempo. “Lo que hizo la editorial, a raíz de la pandemia, fue dilatar la fecha de lanzamiento. Mi libro estaba programado para junio y se aplazó hasta agosto”, agrega.
Respecto a sus procesos de lectura y escritura, menciona que siempre ha visto estas acciones “como un refugio o escape al tiempo externo”, razón que le ha permitido darse más espacio para estas labores en medio del confinamiento.
Menciona que su preocupación actual está relacionada con muchas revistas. Desde hace diez años es el editor de la revista Actual, en Barranquilla, y señala las dificultades que ha tenido este medio para seguir adelante debido a la pandemia: “Prácticamente nos quedamos sin anunciantes, que eran nuestro principal motor financiero, de modo que no hemos podido publicarla impresa”.
Pese a los cambios, el escritor aclara que la edición y corrección de su novela no fueron interrumpidos. Aunque las cifras exactas de ventas aún son información de la editorial, menciona que: “el libro está circulando bastante, se está vendiendo y leyendo mucho”. Y agrega: “pienso que hubo un momento de más pánico o emergencia en el que la gente dejó de comprar libros, el nicho que siempre ha comprado libros, uno pequeño pero fiel y entusiasta, lo siguió haciendo y quizá con más frecuencia”.