Tras 16 fechas disputadas, la selección Colombia se sitúa en la sexta casilla de la eliminatorias CONMEBOL rumbo al mundial 2026 con 22 puntos, 5 partidos ganados, 7 empatados y 4 derrotas. El panorama parece no mejorar para los dirigidos por Néstor Lorenzo, del equipo brillante que logró llegar a la final de la Copa América 2024 ya no se evidencian ni destellos; un posible camerino roto, lucha de egos y falta de unión han llevado la incertidumbre si realmente Colombia tiene el nivel futbolístico suficiente para afrontar la próxima Copa del Mundo.
En los últimos seis juegos, “la tricolor” sumó solo tres puntos de dieciocho posibles, números alarmantes para todos los seguidores y fanáticos de este deporte. Aunque, matemáticamente la Selección Colombia parece estar con su boleto ya listo, el estilo de juego a la hora de afrontar los compromisos no cumple las expectativas de los hinchas y los “fantasmas” de aquella eliminatoria para Rusia 2018 donde Colombia perdió la clasificación por errores puntuales, aparecen cada vez con más fuerza.
Se nota un juego lento, jugadores sin ánimo de correr todos los balones a disputar, como si realmente no sintieran la camiseta y mucho menos el orgullo de representar a su país, adicionalmente, los cambios y el planteamiento por parte del director técnico Lorenzo parecen no ser los adecuados para cada partido.
El estilo de juego propuesto por Néstor Lorenzo ha dejado de convencer. La lectura táctica previo a los partidos no ha sido la más acertada, y el manejo de los compromisos ha resultado confuso y frustrante para el hincha. El equipo se ve perdido, predecible y, sobre todo, desmotivado. La sensación es que, más allá de lo técnico, es como si hubiera un mal ambiente dentro del seleccionado colombiano. Esa química que en su momento llevó a competirle de tú a tú a selecciones como Brasil o Argentina ya no está.
¿Cuántos puntos necesita Colombia para asegurar su clasificación?
La Tricolor tiene dos fechas cruciales por delante en las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026. Recibirá a la selección boliviana en el Metropolitano de Barranquilla y la última fecha tendrá que dirigirse a suelo venezolano. Rivales directos en la lucha por los últimos cupos de clasificación y repechaje. El panorama es claro, con una victoria, es decir, sumando al menos tres puntos de seis posibles, Colombia alcanzaría los 25 puntos y aseguraría su clasificación directa sin depender de terceros ni mucho menos tener la incertidumbre de un posible repechaje.
Lo realmente sorprendente es que, a estas alturas de la eliminatoria, la selección subcampeona de América no tenga su cupo garantizado. Un contraste totalmente diferente con lo que vive Argentina, selección campeona de la más reciente Copa América, que clasificó con comodidad al Mundial, incluso con cuatro fechas de anticipación.
La clasificación al Mundial parece encaminada, pero el fútbol que ofrece Colombia genera más preocupación que entusiasmo. La pregunta que surge es simple: ¿clasificar es suficiente? ¿O deberíamos exigir algo más que simplemente cumplir? Llegar a una Copa del Mundo debería ser el punto de partida, no la meta. Pero hoy, el equipo carece de identidad, de una idea clara de juego, y de un propósito más allá del resultado.
Si Lorenzo y su cuerpo técnico no logran recomponer el rumbo, Colombia puede llegar a la cita de 2026, sí, pero sin argumentos futbolísticos para competir. La falta de liderazgo en el campo, la desconexión entre líneas, la ausencia de jugadores que marquen diferencia y la poca claridad en los planteamientos son síntomas de un proceso que ha perdido fuerza, Colombia pareciera ser dependiente de lo que haga o no Luis Díaz, jugador que goza de una gran momento. La preocupación es más allá del resultado final en la tabla, es como se está jugando y, peor aún, si se está jugando a algo.
Clasificar por inercia no debería ser motivo de celebración. Esta generación de futbolistas, que ya demostró tener talento, así como se evidenció en la más reciente Copa América, tiene la capacidad para lograr grandes cosas, necesita recuperar el espíritu competitivo. Porque si vamos a ir al Mundial, que no sea solo para estar. Que sea para dejar huella.