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(Opinión) Selección Colombia acostumbrada a los subcampeonatos

A pesar del notable crecimiento del fútbol colombiano en los últimos años, la frase “gracias, guerreros/as” se ha convertido en la frase favorita de la mediocridad futbolística con la cual la selección de mayores tanto femenina cómo masculina afrontan las finales, acumulando subcampeonatos que celebran el esfuerzo, pero no lo que verdaderamente importa, el título.

El presente del fútbol colombiano vive las dos caras de la moneda. Por un lado, la selección femenina de fútbol se ha consolidado como una de las mejores de Sudamérica, llegando recientemente a dos finales de Copa América (2022 y 2025) y disputando, casi siempre, instancias finales en los campeonatos.

Por otro lado, se encuentra la selección masculina, que llegó en su momento a ilusionar a todo el país con la “generación dorada” y un invicto de 28 partidos bajo la dirección del técnico argentino Néstor Lorenzo. Actualmente la selección de mayores atraviesa un presente no tan bueno en las eliminatorias rumbo al mundial del 2026, donde los resultados no lo acompañan y la propuesta de juego cada vez es más decepcionante; dejando en evidencia que después de esa final en Estados Unidos contra Argentina en la Copa América, se rompió una selección consolidada y categorizada entre las mejores del mundo.

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Los seis subcampeonatos combinados entre ambas selecciones en la Copa América (cuatro femeninos, dos masculinos) dan a creer que Colombia parece incapaz de volver a ser campeona de algún título oficial. Solo tenemos en las vitrinas el título de la Copa América de 2001.

Una historia de “casi sí, pero a la final no”

La selección femenina de Colombia ha disputado la Copa América Femenina desde 1998 y ha alcanzado la final en cuatro ocasiones: 2010, 2014, 2022 y 2025. En todas, hay un denominador común el cual es, perder ante Brasil. En 2010 y 2014, el formato de cuadrangular final dejó a Colombia en segundo lugar, superada por la “Canarinha”. En 2022, como anfitriona, Colombia ilusionó a un país entero, pero cayó 1-0 en la final disputada en la ciudad de Bucaramanga. Y ahora en 2025, en Ecuador, la historia se repitió con una ilusión latente que terminó en derrota desde los penales (5-4) tras un empate 4-4 en un partido lleno de emociones y donde Colombia estuvo con la ventaja 3 veces en el marcador parcial del encuentro, dejando así un saldo de cuatro subcampeonatos, cero títulos.

Ahora, la selección masculina tiene una relación más antigua con la Copa América, pero con un palmarés igual de frustrante. Desde su debut en 1945, Colombia ha llegado a tres finales: 1975, 2001 y 2024. En 1975, perdió ante Perú en una serie de tres partidos que culminó con un 1-0 en contra en el desempate. En el 2001, se dio el único título que ha conseguido la selección mayor en su historia, al disputarse ese certamen en nuestro país y logrando una victoria frente a su similar de México, pero desde entonces, las finales han sido sinónimo de decepción.

Y la más reciente final de Copa América que se disputó en el 2024, con un equipo liderado por James Rodríguez y Luis Díaz, Colombia jugó (para mi) la final más importante en la historia del país frente a Argentina, donde tuvimos un juego dominante que le podía hacer frente a cualquier selección. Colombia contaba con solidez tanto ofensiva como defensiva, convirtiéndola en una selección compacta dándonos una ilusión a todos los amantes de este deporte, pero un error defensivo terminó en el gol de Lautaro Martínez en el minuto 112 que selló otro subcampeonato y un “gracias guerreros” más, tres finales, dos derrotas.

¿Cuándo terminará la tradición de celebrar segundos lugares y no títulos?

La incapacidad de cerrar finales exitosamente hace plantear la pregunta de si; ¿Colombia víctima de su propio conformismo? Cómo se mencionó anteriormente, la frase de “gracias, guerreros/as” inunda las redes sociales tras cada derrota en una instancia final parece normalizar la derrota y los segundos lugares.

Cabe aclarar que se debe hacer un reconocimiento al esfuerzo de cada jugador/a, pero también se debe quitar esa cortina de humo que oculta la falta de una mentalidad, ambición ganadora y jerarquía en los momentos decisivos. En el caso de la selección femenina, el dominio del conjunto de las brasileñas es innegable. Pero las derrotas de Colombia no siempre se argumentan bajo o por la superioridad del rival. En 2022, por ejemplo, la falta de definición en el área rival y errores defensivos puntuales costaron el título. En 2025, a pesar de un buen partido en el tiempo regular y adicional, la poder sostener un marcador a favor y tanda de penales reflejarón una vez más la fragilidad en los instantes cruciales, Colombia estuvo a 30 segundos de ser campeona de América.

La selección masculina no está exenta de críticas. En 2024, Colombia llegó a la final con una racha invicta de 28 partidos y un fútbol que enamoró al continente. Sin embargo, en el momento clave, la falta de contundencia y la incapacidad de contrarrestar el bloque ofensivo argentino dejaron al equipo con las manos vacías y a los hinchas con la fiesta preparada.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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