Los seres humanos se han preocupado por trabajar, tener casas, carros e hijos, pero no se han puesto a pensar en un tema fundamental, el planeta. Han dejado a un lado el medio ambiente, se ha perdido la relación con la naturaleza, los páramos, mares. Ha sido tanto el descuido que las consecuencias han llegado a las ciudades, es por esto que se producen altas temperaturas, incendios, deforestaciones, cambios de clima diariamente.
Los ciudadanos no se dan un tiempo, una pausa en el trabajo, en la calle, en sus rutinas para mirar cómo se encuentra su espacio donde habitan, por donde caminan y es que el fenómeno del estrés, de estar corriendo y pensar en lo material no deja dar cuenta, de que el lugar cambia y empeora diariamente.
La labor de los recuperadores ambientales no es suficiente para bajar el índice de basuras, puesto que las personas no han tomado el hábito de reciclar. Si los seres humanos cambiaran esta costumbre y tuvieran un empoderamineto del planeta, de los recursos naturales. Por ejemplo, de ahorrar y cuidar el agua. La esperanza de tener un futuro sostenible en la que los nietos puedan crecer en un planeta agradable, en el que no se preocupen por afectaciones de salud y de tener una calidad de vida sería alta.
Es por esto que en el Ultimo Café Ana María Torres estuvo con su invitada Eloísa Trelles, quien realiza labores comunitarias en la amazonia de Perú, cuenta sus experiencias, los cambios y como los seres humanos pueden aportar para que las ciudades no se vuelvan selvas de sementó.
La invitación desde el último café es para que se apropien de su planeta y que se empiece a construir un futuro sostenible con huertas hechas en casa, sembrando árboles y cuidando los beneficios que brinda la madre tierra.
