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¡Silencio, por favor! El clamor de afectados por contaminación auditiva

Bogotá no duerme y no porque sea una ciudad que nunca descansa, sino porque el ruido se ha convertido en su insomnio colectivo.

Por: Juan Eduardo Anacona Barbosa

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Son las 4:30 de la madrugada en Bogotá y Sebastián Marrugo de 18 años, universitario, se levanta para ir a estudiar. No ha dormido bien por un factor que está fuera de su alcance: el ruido de sus alrededores, provocado por discotecas y bares que no le permitieron pegar el ojo en la noche.

Al terminar de arreglarse, Sebastián se despide de su madre, que le recomienda ir con cuidado, y que, como pan de todos los días, le da la bendición. Tan pronto cierra la puerta, la bienvenida que le brinda la calle del barrio La Gaitana es un concierto que incluye bocinas de autobuses y exostos de motocicletas.

En Bogotá, según el último informe de la Secretaría Distrital de Ambiente, junto con MER (Mapa Estratégico de Ruido), la ciudad se posiciona como una de las ciudades más ruidosas. En la mayoría de los casos, los niveles de ruido son provocados mayoritariamente por lugares en construcción o zonas acondicionadas para el consumo de licor.

La Resolución 0627 de 2006 define un límite de decibeles (dB), así como horarios limitados para la emisión de ruidos. Por ejemplo, un bar puede operar hasta las 3 de la madrugada, pero si supera los 60 dB en horario nocturno, puede ser multado. Aunque funcione legalmente, el ruido excesivo sigue siendo sancionable.

Esta es una medida que divide las opiniones entre comerciantes, porque, así como hay quienes la apoyan, otros difieren en su aplicación porque puede afectar sus ingresos.

No descansar de modo confortable trae repercusiones negativas como trastornos del sueño y dolores de cabeza. Así mismo, la contaminación acústica excesiva puede generar deterioro en la salud física y mental.

Una de las medidas para reglamentar la emisión por contaminación auditiva es la Ley Antiruido, aprobada por el Congreso el 11 de diciembre de 2024 y sancionada por el presidente Gustavo Petro el 4 de marzo de 2025, busca mitigar todo tipo de contaminación acústica, mediante la creación de planes de acción en zonas denominadas como muy ruidosas.

Kennedy, según la Secretaría de Ambiente, en un informe de 2024 se posiciona como la localidad más ruidosa de Bogotá debido a la alta presencia de discotecas, que emiten ruidos por sobre los estándares permitidos, que perjudican a sus habitantes.

“Debido a que no descanso bien, me duermo en el Transmilenio”, señala Sebastián Marrugo. Pero Este medio masivo de transporte público, excede los límites por contaminación auditiva, que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) no deberían exceder los 70 dB máximo. Según un estudio de la Universidad Manuela Beltrán, el promedio de dB en el transporte en la ciudad oscila entre 67 y 85. De los 1052 usuarios encuestados en el marco de la investigación, el 96.67% considera que el ruido es un problema significativo.

Entre los factores que inciden en esta problemática, están los vendedores que ingresan al sistema de transporte con parlantes a alto volumen. Esto puede ser un problema de mucho ruido o poca empatía, según cómo se vea, pero lo seguro es que se trata de un problema que afecta la salud auditiva de los usuarios del sistema.

Sebastián Marrugo usa de lunes a domingo el Transmilenio y, como si de la bendición diaria de su madre se tratara, en algún momento de la jornada su sueño es interrumpido por el ruido del parlante de un cantante, que al terminar les agradece a los presentes por escucharlo y les pide una ayuda monetaria. Sebastián, disgustado, intenta ignorarlo, pero el estrés ha invadido su cabeza. Hace caso omiso de la petición de ayuda e intenta volver a conciliar su sueño, sueño que no consigue, ya que ha llegado a su destino. Al salir, el panorama no es diferente. Esta vez desapareció el ruido del parlante, pero lo demás, como las bocinas, vendedores ambulantes, motocicletas con sus exostos al máximo, entre otros, siguen ahí.

La denominada Ley Antiruido, insta al Ministerio de Transporte a brindarle apoyo técnico al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para actualizar la reglamentación de la contaminación acústica y ruidos que afecten la tranquilidad o la convivencia, mediante un trabajo articulado que se materialice en un marco regulatorio efectivo de protección.

Esta ley también impone sanciones y multas a los responsables de contaminación auditiva, usando como soportes los testimonios e instrumentos de medición acústica, con multas que van desde 1 hasta 16 salarios mínimos legales diarios vigentes (SMLDV).

Para hacerle seguimiento y comprobar la eficacia y cumplimiento de esta ley, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, enviarán cada 29 de agosto, Día Internacional contra el Ruido, un informe al Congreso de la República y la Procuraduría General de la Nación, a fin de verificar los avances en esta materia.

Si se realiza una medición técnica del ruido en el lugar y se comprueba que se está incumpliendo la normativa, la autoridad puede suspender la actividad de inmediato, disolver reuniones o retirar a las personas del sitio. Esto solo aplica a eventos que se realicen en espacios públicos, semipúblicos o semiprivados que afecten al público en general. Es cuestión de tiempo para comprobar si esta ley funcionará y si el promedio de 70 a 83 dB que maneja la capital, según el estudio Desafíos y políticas de ruido ambiental en países de bajos y medianos, podrá reducirse.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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