Por: Tatiana Rodríguez Forero. 8vo semestre
Una encuesta realizada en septiembre a más de 100 personas de localidades como Engativá, Suba, Kennedy, Rafael Uribe Uribe, Bosa, San Cristóbal, Usaquén, Chapinero, Puente Aranda y Ciudad Bolívar, reveló que es mayor el porcentaje de ciudadanos que consideran fundamental que la vacunación contra el Covid-19 se realice de forma masiva.
Néstor Rodríguez de 59 años, un activista anti-vacuna afirma: “yo no me he ido a vacunar porque, la verdad, no creo en la pandemia y mucho menos en la forma tan rápida que desarrollaron las vacunas”. Según Rodríguez hay 2 razones de base que fundamentan su desconfianza.
La primera porque tuvo una mala experiencia: “A mi suegro, un señor de 90 años, le pusieron las dos dosis de la Pfizer y a los 20 días murió, esa vacuna lo echó para atrás, él estaba más o menos bien, todavía tenía movilidad, aun así, murió, la verdad por eso no me vacuno”, asegura Rodríguez. También hay casos que expresan una mirada opuesta, como el de Tatiana Vaca, una maestra bilingüe de la localidad de Engativá quien vio fallecer a su tío consumido por el virus.
Entre las razones de Néstor Rodríguez está la fe religiosa, donde no está bien visto aplicarse vacunas: “Yo no me vacuno, tengo mi líder espiritual, él tiene una iglesia en Florida Blanca, Santander, se llama Omar Enrique Saiz, él en YouTube ofrece las razones por las cuales no debemos vacunarnos, y yo le creo a él, porque es un hombre de bien, un hombre de Dios”.
Y es que Omar Saiz no es solo un líder espiritual para Néstor Rodríguez, también lo es para más de 149.000 personas que lo siguen en su canal de YouTube, sin sumar aquellos fieles creyentes que, si bien no lo siguen en redes, asisten juiciosamente a cada uno de sus sermones.
Saiz ha subido material audiovisual donde afirma que no es bueno vacunarse. En uno de sus contenidos titulado No Alteres la Genética Santa, que actualmente cuenta con 186.308 visualizaciones y más de 7279 me gustas, señala: “Algunos humanos son títeres de otros humanos que tienen gran poder demoniaco, que quieren cambiar a la raza humana por otra raza diferente, con el cuento de que, si no nos ponemos un antídoto que nos va a ayudar a defendernos contra las enfermedades, no habría garantía de aquí en adelante para la humanidad, entonces de aquí para atrás ¿cómo pudo subsistir la raza humana? En medio de tantos ataques de las tinieblas y aun con todo ello ¿cómo podemos existir humanos?”.
Saiz también sostiene que: “No se debe recibir nada en nuestro cuerpo, porque lo que piensan poner en nosotros nos va a transformar en otra persona totalmente diferente”. Por ello se considera parte del movimiento anti-vacuna.
Mery González Delgado, epidemióloga y profesora universitaria al respecto responde: “Los movimientos anti-vacuna no son de ahora, llevan más de 20 años en funcionamiento, y son válidos en la medida que cada uno es libre de pensar y de hacer con su cuerpo lo que mejor le parezca. El verdadero problema aparece cuando eso que se piensa afecta a otros, pues aquellos que no se vacunan tienen mayor riesgo de transmitir la enfermedad, pues, aunque no presenten síntomas pueden estarla transmitiendo sin saberlo”.
González no niega los efectos que las vacunas puedan presentar, sin embargo aclara: “Todos los medicamentos y vacunas pueden generar reacciones, pero estas dependen del individuo, de otros medicamentos que se estén consumiendo al mismo tiempo y de cómo lo asimile cada organismo, pero ya está claro que son mayores los porcentajes de individuos beneficiados que los afectados”.
Aun cuando se han presentado pacientes con síntomas adversos, como a Sebastián Bermúdez Dueñas, un trabajador al cual se le diagnosticó una micro cardiopatía a raíz de la vacuna, no a toda la población le ha ocurrido lo mismo, pues el porcentaje de efectos adversos es mínimo, y en la mayoría de los casos se trata de efectos no permanentes que durarán unos meses, a diferencia de las secuelas provocadas por el contagio de covid-19, que pueden causar problemas cardiacos y de otra índole permanentes e irreversibles.
Al respecto de la rapidez con que se produjeron las vacunas, Mery González explica: “el hecho de haber desarrollado la vacuna con tanta rapidez no es sinónimo de un proceso mal elaborado, simplemente fue necesario adelantar metodologías exprés para generar respuesta a una demanda tan grande como lo exige una pandemia”.
Esta profesional de la salud recuerda: esta no es la primera pandemia por la que ha pasado la humanidad, ni va a ser la última, pues así como actualmente es irrisorio pensar que alguien pueda fallecer de sarampión o varicela, en unas cuantas décadas será inconcebible pensar en la muerte de algún individuo por covid-19, y es que ese avance solo ha sido posible gracias a las vacunas, pues sin ellas hoy en día se continuarían perdiendo vidas por enfermedades como el sarampión o la varicela”.
Esta Postura es compartida por gran parte de funcionarios y clientes de un reconocido centro comercial, que fueron encuestados en una muestra de más de 100 personas con el fin de descubrir cuál era el porcentaje de individuos vacunados y qué se pensaba sobre la vacunación.
La primera pregunta pretende revelar si ya se encontraban vacunados, y de no ser así las razones del por qué. El 66% respondió afirmativamente y el 34% restante aclaró que habían dado positivo para covid-19 hace menos de 3 meses y por ello se encontraban esperando que pasara el tiempo requerido.
Varios empleados les agradecían a sus empresas la dosis de la esperanza, pues antes de que el Gobierno Nacional habilitara la vacunación para personas de distintas edades, diversas empresas otorgaron las dosis necesarias para vacunar a todos sus empleados, claro está, los que quisieran.
Fue gracias a esta decisión que muchos pudieron regresar a su vida normal en la medida de lo posible. Algunos no habían vuelto a ver a sus hijos porque eran muy pequeños y vulnerables frente al virus, a otros no los habían dejado ingresar a los conjuntos donde habitaban pues debían salir a laborar estando expuestos al contagio, otros más habían llevado la enfermedad a sus casas cargando con la culpa por las consecuencias que ello trajo a sus hogares.
La vacuna ha salvado vidas, tanto que no solo se habla de la disminución de la tasa de mortalidad, o del sobrecupo en las UCIS, también se refiere a la realidad que día a día afrontan los trabajadores de diferentes gremios que deben salir a trabajar para llevar un sustento a su casa, que piden la vacunación masiva para desempeñar su trabajo con tranquilidad, y volver así seguros a su hogar.
