En el marco del Día Internacional de la Prevención del Cáncer de Mama, Colombia enfrenta una preocupante realidad: los casos de esta enfermedad siguen aumentando, pese a los esfuerzos de sensibilización y diagnóstico temprano. Según el más reciente informe de la Cuenta de Alto Costo (CAC), entre el 2 de enero de 2023 y el 1 de enero de 2024 se registraron 9.615 nuevos casos de cáncer de mama en el país, consolidándolo como el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres colombianas.
En total, la CAC reportó 140.096 casos prevalentes de cáncer de mama en mujeres, y aunque la mortalidad ha mostrado una leve reducción, la cifra sigue siendo alarmante: más de 4.000 mujeres mueren cada año por esta causa. De acuerdo con estimaciones de GLOBOCAN, en 2022 se presentaron alrededor de 17.018 casos nuevos, lo que representa cerca del 26 % de todos los diagnósticos de cáncer en mujeres. La tasa de incidencia ajustada por edad se calcula en 40,2 casos por cada 100.000 mujeres, lo que evidencia una tendencia sostenida al alza en la última década.
El panorama se agrava porque muchas pacientes son diagnosticadas en estadios avanzados. La CAC advierte que al menos el 17 % de los casos identificados en el país corresponden a estadio III o superior, lo que reduce significativamente las posibilidades de curación y eleva los costos del tratamiento. A ello se suma que la cobertura del tamizaje —especialmente la mamografía— sigue siendo desigual: en las principales ciudades hay disponibilidad de equipos y personal especializado, pero en regiones apartadas las mujeres no cuentan con acceso oportuno ni con campañas efectivas de detección.
Los especialistas coinciden en que esta situación responde a varios factores. Por un lado, los cambios demográficos y de estilo de vida han aumentado los riesgos: la obesidad, el sedentarismo, el consumo de alcohol y el estrés se han convertido en detonantes silenciosos. Por otro, las falencias en la educación preventiva y las barreras administrativas dentro del sistema de salud dificultan la atención temprana. A nivel regional, Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca concentran la mayoría de los diagnósticos, lo que también evidencia una inequidad geográfica en el acceso a la atención oncológica.
El cáncer de mama no solo representa un reto médico, sino también un desafío social. Cada diagnóstico tardío implica un tratamiento más complejo, una carga económica elevada y un impacto profundo en las familias. Frente a esto, las entidades de salud reiteran la importancia de las campañas de prevención, la autoexploración mamaria mensual y la realización de mamografías a partir de los 40 años o antes en caso de antecedentes familiares.
La lucha contra el cáncer de mama exige un compromiso nacional. Fortalecer los programas de detección temprana, mejorar la cobertura de servicios oncológicos y promover hábitos de vida saludables son acciones urgentes para revertir una tendencia que amenaza con seguir creciendo. Este 19 de octubre, la conmemoración del Día de la Prevención no solo invita a vestir de rosa, sino a recordar que detrás de cada cifra hay una vida que puede salvarse con información, acceso y acción oportuna.