La violencia política ha marcado con sangre la historia de nuestra nación, pues ningún otro país acumula tantos asesinatos de aspirantes a la Presidencia. En total, siete han sido los candidatos que buscaban llegar a la Casa de Nariño y fueron silenciados con balas, en un patrón que atraviesa más de siete décadas y refleja la profundidad del conflicto armado, el narcotráfico y la intolerancia ideológica.
Setenta y siete años después, la violencia sigue siendo protagonista. ¿Está Colombia destinada a tener siempre el mismo desenlace?
Jorge Eliécer Gaitán (1948)
Líder liberal y figura de enorme popularidad, amado por el pueblo colombiano, Gaitán estaba a un paso de ganar la Presidencia en las elecciones de 1950. Sin embargo, el 9 de abril de 1948 fue asesinado a la salida de su oficina en el centro de Bogotá. Su muerte desató El Bogotazo, el estallido social más fuerte en toda la historia de la capital y uno de los acontecimientos más violentos del país.

Jaime Pardo Leal (1987)
Candidato por la Unión Patriótica y exmagistrado judicial de la República, Pardo Leal denunció durante su campaña el exterminio sistemático contra su partido. El 11 de octubre de 1987 fue asesinado por sicarios en La Mesa, Cundinamarca. Su muerte evidenció que la violencia contra la izquierda no era coyuntural, sino parte de una estrategia política.

Luís Carlos Galán (1989)
Fundador del Nuevo Liberalismo y favorito indiscutido en las encuestas electorales de su época, Galán se convirtió en uno de los principales enemigos del narcotráfico por su postura contra los carteles y su apoyo a la ley de extradición de narcotraficantes a los Estados Unidos. El 18 de agosto de 1989 fue baleado en plena tarima en Soacha, Cundinamarca.

Bernardo Jaramillo Ossa (1990)
Tras el asesinato de Pardo Leal, Bernardo Jaramillo asumió la candidatura presidencial de la Unión Patriótica. Pese a reforzar su esquema de seguridad, el 22 de marzo de 1990 fue asesinado a tiros en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, frente a decenas de personas. Su muerte fue otro golpe crucial para la UP, que para entonces había perdido a centenares de militantes.

Carlos Pizarro Leongómez (1990)
Excomandante del M-19, firmó la paz con el Gobierno y entró a la contienda presidencial para 1990. Sin embargo, el 26 de abril de ese año fue asesinado por un sicario dentro de un avión que volaba de Bogotá a Barranquilla. El crimen ocurrió a menos de dos meses de las elecciones presidenciales.

Álvaro Gómez Hurtado (1995)
Conservador histórico, periodista y tres veces candidato presidencial, Gómez había pasado de crítico a interlocutor del Gobierno en debates de reformas institucionales. El 2 de noviembre de 1995 fue asesinado cuando salía de dictar clase en la Universidad Sergio Arboleda, en Bogotá. Su muerte permaneció sin esclarecer durante más de dos décadas, hasta que en 2020 las FARC-EP reconocieron públicamente su responsabilidad.

Miguel Uribe Turbay (2025)
Senador por el partido Centro Democrático y precandidato presidencial, sufrió un atentado el 7 de junio de 2025 en el barrio Modelia, en Bogotá, donde recibió tres disparos por parte de un sicario menor de edad. Tras dos meses en estado crítico, falleció el 11 de agosto. Como el más reciente asesinato de una figura política, su muerte reabre el debate sobre la seguridad en campaña y la intervención de grupos criminales en la política.

Este listado invita a reflexionar sobre la importancia de respetar la democracia y los diversos pensamientos ideológicos. Cada uno de estos nombres no solo representa una tragedia personal y familiar, sino que también son el claro ejemplo de por qué el país, a lo largo de su historia, no ha logrado progresar significativamente como nación.