En la comunidad de hermanas misioneras Scalabrinianas, los emigrante venezolanos tienen una casa donde se pueden refugiar durante algunos días mientras logran ubicarse en la ciudad de Bogotá.
Son recibidos por otra extranjera, la hermana brasileña Teresilla Monteiro, quien con su cohermanas les brindan un lugar de paso. Allí además de suplir sus necesidades básicas, les ayudan a resolver su situación como extranjeros en el país .
El trabajo de esta congregación católica, que está en los cinco continentes, nos invita a los colombianos a ser buenos samaritanos, recibir a nuestros hermanos venezolanos con cariño y generosidad, considerando la tragedia humanitaria que están viviendo, “acojámoslos como hermanos, no solo como extranjeros. Son nuestros hermanos que en este momento están pasando la necesidad”.
Con el lema “son personas que os ayudan ayudar a los demás” las hermanas esperan que todos los días con la divina providencia la colaboración llegue para tantas personas y seguir a flote con su misión.