Muchas películas retoman hitos deportivos, para tomarlos como puntos de partida para proponer historias de sucesos interesantes como con Invictus (2009), Carrozas de fuego (1981) o la destacada Moneyball (2011) entre otras, pero pocas proponen que el ritmo de la cinta sea el deporte.
En el cine hay películas con secuencias características como en la saga Ocean’s cuya primera entrega fue con Ocean’s Eleven (2001), que continuó con Ocean’s Twelve (2004), Ocean’s Thirteen (2007) Ocean’s 8 (2018), todas caracterizadas por sus juegos de imágenes, sus ediciones trepidantes y sus rompecabezas de situaciones que construyen conclusiones que sorprenden.
En Desafiantes (Challengers) el director italiano Luca Guadagnino propone algo parecido, pero con el ritmo de un partido de Grand Slam donde los puntos de cada contendiente se suman para derrotar a su contrincante, pero: ¿Quién es el contrincante a vencer?
Guadagnino cuenta en Desafiantes una historia ambientada en el competitivo mundo del tenis profesional. Una jugadora reconvertida en entrenadora Tashi (Zendaya) ha transformado a su esposo Art Donaldson (Mike Faist) en un campeón de Grand Slam. Después de una racha de derrotas, Tashi lo ingresa a un evento Challenger, el más bajo por nivel del torneo, donde debe enfrentarse a Patrick (Josh O’Connor), el ex novio de Tashi y su ex mejor amigo.
La cinta logra un ritmo tan inmersivo como entretenido, impulsada constantemente por el erotismo de sus tres protagonistas, en especial por la química entre Art y Patrick, por si fuera poco, con una Zendaya abrasiva, que le da un buen desarrollo a su personaje que le suma a este drama que se agudiza entre rencores, descubrimientos e intrigas que por momentos parecen de telenovela, que salen bien librados en los arcos argumentales, sin caer en los excesos que hubieran podido perjudicar a los personajes, de tal modo que hubieran perdido credibilidad.
La película demuestra que el director conoce la calidad de sus actores, a los que constantemente pone a prueba con sus frecuentes cambios de tiempo, aplicando repetidamente recursos narrativos de flashback y flashforward, que en mi opinión fueron excesivos, que apenas funcionaron gracias a la incisiva música compuesta por los ganadores del premio Oscar Trent Reznor y Atticus Ross. Tenga en cuenta, que la musica en esta ocación tambien funciona como disparador con Match Point y Pull Over (Banda sonora) para cuando los “puntos” estan en juego a lo largo de la cinta.
Desafiantes presenta una película que involucra el ritmo trepidante de un partido de tenis, al tiempo que representa una constante competición individual, una marcada sensualidad y un buen clímax en el último acto, donde su director propone una postura que para mí es evidente, que nunca perjudica el desarrollo de la cinta.
Una historia que intriga, que logra un ritmo estético interesante desde su edición dinámica por medio de los movimientos de las pelotas de tenis y las raquetas en cada servicio, con una cinematografía que ofrece el vértigo necesario para la consolidación del concepto que ofrece, e insisto, con una gran banda sonora de los maravillosos Trent Reznor y Atticus Ross, clave para que Desafiantes sea lo que es y no quede reducida a un drama erótico, como sucedió en Una propuesta indecente (1993) o en 365 días (2020), entre otras.
Tenga cuidado de que la pelota no lo golpeé, y esté atento a los saques para que pueda ver su propio partido.
