En los últimos años, el cine de terror, entre altas y bajas, mantuvo cierta calidad reflejada con buenas historias e imágenes inquietantes, que perturban al espectador, llevándolo a recordar el miedo o cuestionamientos sobre la realidad por más tiempo, como en Smile 2 (2024), una siniestra Longlegs (2024), o la mediática La Sustancia (2024), entre otras recientes.
Luego de una buena sorpresa con su ópera prima Háblame (talk to me 2022), Michael Philippou y Danny Philippou, regresan detrás de cámaras con una historia inquietante y profundamente desoladora con Bring her Back (2025), en español Haz que regrese, que aborda temas sensibles con un trasfondo crudo, en un género como el terror, que permite ver cómo se desarrolla con un propósito más complejo que asustar.

Haz que regrese trata sobre un peligroso ritual para conectar con lo perdido. La protagonista, Laura, interpretada por la impactante Sally Hawkins, se pone la película al hombro, en su papel de una madre que perdió a su hija y que está dispuesta a todo para reencontrarse con ella. Los hermanos Piper (Sora Wong) y Andy (Billy Barratt) adoptados por Laura, son testigos de su búsqueda sobrenatural, que despiertan fuerzas peligrosas que no entienden.

Los hermanos Philippou, con este largometraje, delinean su cine y su temática, con el tema de los rituales que investigaron para crear un universo donde todo gira en torno al duelo y la pérdida. La temática no es una casualidad, pues directores y guionistas lo usan como la mayor representación del dolor y la obsesión, con un mensaje directo al mostrar que una tragedia de su familia fue el motor de la idea, pues una prima suya perdió a un hijo, hecho que afectó su estado emocional y mental.

La película tiene una buena introducción a los personajes, que advierte al espectador sobre el factor emocional, con un desarrollo que no se queda con nada, directo en sus revelaciones y en cómo se arma la historia, que mientras impacta con sus bien construidas imágenes y con un sentido claro, el peso psicológico de los personajes cada vez encuentra más espacio en lo sobrenatural, que se constituye en la plataforma de lanzamiento para explorar los trastornos que desarrollan los modelos sociales, el maltrato y el dolor del duelo.

A nivel personal, me impactaron las imágenes de video del inicio, que hábilmente toman cada vez más relevancia, hasta convertirse en algo desagradable, cuando hasta lo profano se convierte en una moneda de cambio, y el dolor en un cheque en blanco con el cual negociar al mejor postor, una crítica de cómo se comercializa la esperanza desde cualquier naturaleza, así sea desconocida.

Haz que regrese, tiene para mí una de las escenas de violencia auto infringidas más impactantes que he visto en los últimos años, tan agresiva con el espectador, que deja claro que no se sabe con la fuerza que se contacta, recreando lo siniestro con un peso psicológico, porque el mal no está en lo sobrenatural de la historia, está en la culpa de los personajes y su dolor interno que los destruye por completo.

El encuentro con una cruel verdad, como hogares rotos que casi siempre sufren la ausencia de una de las partes, hacen que Haz que regrese, más que una “película que quiere asustar”, logre crear un desasosiego profundo e intenso como los temas que aborda, con metáforas cuyas imágenes potencian mediante la representación en los cuerpos, bien que estén pudriéndose por dentro, o conteniendo algo que no es de sí mismos, logrando una película intensa y con un propósito claro, que en el camino rebaja todo tipo de pensamiento positivo o esperanza, no porque ese sea el objetivo, sino porque al parecer, la realidad del mundo puede ser muy cruel, y el ser humano en ocasiones es egoísta para darse cuenta de que el fin de las cosas no solo tienen que ver con él, sino porque el fin hace parte de nuestra naturaleza como la vida misma. Juzguen ustedes.