El cine y sus creadores pueden recrear imágenes que se quedan en la cabeza del espectador por mucho tiempo, perturbando un recuerdo o manipulando una sensación, y el director norteamericano Oz Perkins lo consigue con Longlegs
Para lograr un choque entre la imagen y lo que quiere contar, se necesita generar al mismo tiempo una sensación de incomodidad, que se percibe en películas como The shine (1980), The cell (2000), Titane (2021). o Seven (1995) entre otras.
Longlegs cuenta la historia de la agente especial Lee Harker (Maika Monroe) del FBI. Cuando intenta atrapar a un retorcido asesino en serie, una agente descubre una serie de pistas que podrían llevarla hasta el criminal y poner fin a su terrorífica ola de asesinatos.
Seven, dirigida por David Fincher, parece ser uno de los puntos de partida para la construcción estética con la dirección de fotografía de Andres Arochi y el uso de diferentes lentes gran angulares, recrea las sensaciones que invaden a la agente Harker, contagiando a la audiencia de esa sensación inexplicable y perturbadora que evoca en toda la cinta.
The silence of the lambs (1991), también evidencia su influencia desde los espacios saturados y llenos de mensajes que conforman este thriller sobrenatural con momentos de terror, que asfixia gracias a una historia atractiva y que intriga al mejor estilo de Zodiac (2007), pero que no permite entrar en ningún espacio de confort.
Perkins es hábil al crear una línea de tensión que prácticamente perdura toda la hora y cuarenta y un minutos de duración, incrementando el suspenso mientras avanza de la investigación, utilizando el recurso del manejo de la pantalla 4:3, haciendo que el pasado sea más pequeño que el presente, involucrando al espectador como si fuera una persona más integrada a lo que pasa, no solo como testigo.
Esa relación de observador/testigo es cada vez más íntima, gracias a lo que genera (Longlegs) Nicolas Cage, y la buena actuación de Maika Monroe, potencializada en cómo el director maneja los vacíos cuando la actriz está en pantalla, generando la sensación de continua soledad dentro y fuera de ella.
Las tomas oscuras y enmarcadas por las sombras, preparan al espectador para los potentes puntos de giros que no se sienten por la sorpresa en la narrativa como tal, sino por cómo intensifican el suspenso y la incomodidad, aclarando la premisa de la cinta y sacando lo más oscuro de cada personaje como el de Ruth Harker (Alicia Witt), enfocada en proteger a su hija.
Longlegs causa tantas sensaciones que es placenteramente desagradable ver cómo algo bien hecho tiene la capacidad de transmitir las emociones de sus personajes, su oscuridad y Nicolas Cage, que desde ya se va a convertir en un icono para el género por su maravillosa actuación y una referencia de aquí en adelante.
El director Oz Perkins se posiciona como uno de los buenos referentes aparte, dentro de tantas historias desechables y pobres de este año, que solo se impulsan por la violencia enfermiza para lograr atención.
Una película que se disfruta, ya que celebro con emoción la calidad del cine en pantalla grande, pero que por lo menos de mi parte, no repetiré ya que perturba y se queda con quien la ve un buen tiempo.
Si usted es amante del terror y del suspenso, esta es su película y se va a dar cuenta que no es necesario que la pantalla esté manchada de sangre todo el tiempo para sentir verdadero temor por lo que puede pasar. Juzguen ustedes.
