Es irónico que el tiempo divida nuestras vidas cuando nos damos un momento para pasear y caminar por calles distintas que nos permitan nuevos recuerdos, o encontrar pistas a respuestas sin resolver en nuestros pensamientos, para calmar momentos del pasado y preguntarnos: ¿Estamos bien con nuestra vida?
El director británico Andrew Haigh presenta una película con estética Indie basada en la novela Strangers del escritor japonés Taichi Yamada, que además de dar sorpresas, propone encontrar sentimientos atorados, que en alguna esquina están escondidos, que tocan nexos con los que hemos estado involucrados alguna vez.
Haigh, que también hizo la adaptación para la cinta, salió limpio de los premios BAFTA 2024, pero esto no parece perjudicar a su público, en gran medida por el eco del actor irlandés Paul Mescal, luego de la maravillosa Aftersun (2022), sin dejar de lado el maravilloso elenco que lo acompaña. Al embarcarse en el proceso creativo de la adaptación de la novela, Haigh decidió cambiar el personaje central por un hombre homosexual, transformándola así en una historia personal que involucra las experiencias de su pasado.
Todos somos extraños presenta a Adam (Andrew Scott), un hombre solitario que lidia con su pasado e intenta superarlo por medio de páginas en blanco. Es guionista y trata de escribir acerca de su familia mientras ve pasar los días desde su apartamento hasta que se encuentra con Harry (Paul Mescal), paulatinamente con su madre (Claire Foy), y con su padre (Jamie Bell).
Me parece un acierto no haberles puesto nombres más allá de papá y mamá a estos personajes, pues su carga simbólica y emotiva, está presente más allá de lo evidente. Es también interesante que solo cuatro personajes en 105 minutos de duración logren llevar al espectador a tantas preguntas y momentos llenos de emotividad, en donde la relación de Adam y Harry funciona de trampolín para llevar al espectador a otros momentos como sugerir que las construcciones machistas son reforzadas por la mujer y no por el hombre, sobre cómo los recuerdos pueden carcomer una vida por dentro, o darse cuenta que no poder decir gracias es más importante que un adiós.
No tendría sentido de mi parte estructurar la narrativa y señalar los momentos confusos de la película, que toma muchos momentos de la vida de los personajes, los pone en un presente reviviendo lo bello, como cualquiera hace con sus recuerdos, hasta que llegan esos momentos de ira, tristeza y poco entendimiento. Bajo esa premisa la película recrea el sentir de Adam y cómo la vida, en ocasiones no tiene sentido, porque solo lo que creemos es la vida.
Todos somos extraños es una película profundamente melancólica, llena de situaciones de las que es difícil salir inmune, gracias a las maravillosas actuaciones de los cuatro personajes que, con cada escena, dejan una opaca felicidad, que tiñe toda la película y hacen que el espectador se quede con ella un buen rato. Una cinta que ganó 22 premios, como el British Independent Film Award a Mejor Actor de Reparto para Paul Mescal, y el Premio Al Actor del Año otorgado por el Círculo de Críticos de Londres para Andrew Scott.
Este drama fantástico y romántico acumula 99 nominaciones. Una cinta que puede verse con dolor, que en realidad es una invitación al autodescubrimiento y al perdón, impulsada por la fuerza y el más grande invento de la humanidad, el amor. Juzguen ustedes.