Por: Daniel Rojas Chía
En un mercado que está llevando al espectador a un estado de “fatiga” con las temáticas y las franquicias, Disney le sigue apostando a los live-action de varias de sus famosas películas.
Es el caso de La sirenita que ofrece el mismo argumento del largometraje de dibujos animados estrenado en 1989 y dirigido por John Musker y Ron Clements que fuera un éxito dentro y fuera de la pantalla grande para varias generaciones.
En general, la historia trata sobre Ariel, (Halle Bailey) una sirena que está fascinada con los humanos y que un día salva al príncipe Erik (Jonah Hauer-King) de lo que habría sido una muerte segura, del que se enamora a primera vista. Entretanto La joven sirena acepta un trato que le ofrece la bruja del mar Úrsula, (Melissa McCarthy) pero el trato esconde algo más y todo se complica a partir de ahí.
Esta entrega tiene varias particularidades, entre ellas, los responsables de esta nueva versión se preocupan por actualizar la historia “adaptando” las letras de las canciones a las sensibilidades actuales, debido a que Disney encontró tropiezos con lo que no pensaron fuera problema en películas como Lightyear (2022) o Un mundo extraño (2022).
Personajes como Erick parecen tener más relevancia con respecto a la versión original porque ofrece más desarrollo y porque tiene motivaciones más claras, pero la puesta del actor británico con este personaje, a mi juicio, no fue buena.
Como en la versión original, el personaje de Ariel es el eje de la cinta que está a cargo de la polémica Halle Bailey que interpretó todas las canciones de la película.
Aunque no es una mala versión de Ariel, la actriz estadounidense parece no ser lo suficientemente contundente en una historia donde personajes como Sebastián (Daveed Diggs) estuvieron a la altura, así como el sorprendente personaje de Scuttle que le inyecta ritmo a la película cuando lo pierde, que con una versátil Awkwafina, logra sacar adelante y refrescar un clásico de todos los tiempos con dos horas de duración. Tiene unos primeros 20 minutos de Fanservice y un desarrollo llamativo y acorde para toda la familia, con una adaptación más cercana al público latinoamericano y que al final, no desentona.
Esta nueva versión de La Sirenita es en mi opinión, el mejor live-action que Disney ha llevado a cabo de buena manera en relación con la intención de la versión original, porque es entretenida sin caer en una versión de lo mismo, que ofrece una imagen diferente.
Una Sirenita que sin duda les abre la puerta a nuevas generaciones para que se queden con este clásico de siempre y con sus inolvidables canciones que muchos cantamos con nuestras hermanas, familia y amigos. Una cita bajo la mar inclusiva que, por fin, parece no le sale mal a Disney.