Por: Daniel Rojas Chía
Luego de cosechar una numerosa audiencia a nivel mundial durante más de una década y luego de posponer en dos ocasiones su estreno a causa de la pandemia del Covid -19, la segunda parte de La Abadía de Downton o como se conoce en inglés: Downton Abbey llega a los cines, sorprendiendo y refrescando las salas de la estela de súper héroes que, en ocasiones, parecen sofocar la gran pantalla.
Pero luego de un referente tan extenso durante sus temporadas y su anterior película, ¿Qué esperar de una cinta con tanto contexto?
La respuesta es tan interesante como su historia, llena de desarrollos dramáticos de alta calidad, lo cual es gratamente sorprendente, al igual que lo es su ingeniosa manera de cautivar a nuevos espectadores por medio de sus elaborados personajes y buenas interpretaciones.
La serie transcurre en el condado inglés de Yorkshire, mostrando y describiendo la vida de la familia aristocrática Crawley y sus colaboradores entre 1912 y 1926. La serie también refleja famosos acontecimientos en la historia teniendo cierto efecto en sus vidas y en la jerarquía social británica.
Estos sucesos, representados a lo largo de la serie, nombran momentos como el del hundimiento del Titanic en la primera temporada; el estallido de la Primera Guerra Mundial, la pandemia de la gripe española, entre otros hitos de la historia.
Luego del thriller que se manejó como parte de la trama de la primera película en el marco de la visita de la monarquía británica, esta última entrega se convierte sorprendentemente en la mejor puerta de entrada al mundo de Downton Abbey.
Uno de los muchos aciertos de una cinta construida con tanto cuidado al detalle como esta, es su sólida puesta en escena, construida glamurosamente a la altura de toda familia real de la época con un cautivante diseño de vestuario que se muestra impecable durante dos horas y cinco minutos y se convierte en pieza clave en la construcción de la trama de la cinta.
Mientras la cinta inicia y el espectador más desprevenido no está seguro con que se va encontrar, se le presenta un ritmo pausado y muy inglés en su narración, muy acorde al cine de época y sin sobresaltos muy marcados, mientras los personajes se van abriendo paso en la historia y sus personalidades se van marcando, proponiendo casi tantas líneas narrativas como personajes.
Mientras las imágenes van cautivando de manera elegante, con planos maravillosos que muestran a detalle ese estilo de vida, su director de fotografía, el británico Andrew Dunn, bajo la dirección de Simón Curtis construyen una narración fresca y agradable que sin ningún apuro muestra diferentes líneas narrativas (unas más extensas que otras) con una agradable profundidad lo cual permite al espectador compenetrarse desde diferentes frentes con la historia.
Desde historias de amor de todo tipo que en ningún momento desentonan ni sofocan la historia con excesos, hasta personajes con una gran historia y contexto, pasando por la serie que invita a profundizar al espectador, causando un interés por su construcción previa. La cinta se convierte en una carta abierta a descubrir cómo cada personaje se convirtió en lo que es y lo que será.
De las numerosas cosas para destacar, es que cuenta con maravillosas actuaciones de parte de todos sus personajes involucrados, construyendo una armonía admirable en su continuidad. Gracias a esto, logra una atención constante, así como también se destaca su guion bien construido e impulsado por subtemas dentro de sus mismos personajes, también se exalta la cautivante transición del cine mudo al cine al sonoro, la construcción de los sonidos dentro del rodaje de la película, los particulares intereses de cada habitante de la abadía y la entretenida sub trama del conde de Grantham: Robert Crawley, hacen de esta cinta algo más que solo entretener.
Downton Abbey es una cinta llena de aciertos que ha sabido utilizar de buena manera su experiencia argumentativa y sus desarrollados personajes para terminar de ensamblar una cinta contundente y con valiosas líneas de diálogo en sus personajes. En especial desde las figuras femeninas que tanto protagonismo tienen en la cinta. Por su calidad es posible desde ahora, predecir que será nominada a premios técnicos como el de su muy buena fotografía y su impecable edición, además de los ya sugeridos.
Una cinta para disfrutar completamente en su idioma original gracias a los variados acentos, su fino humor inglés y lo mejor de todo; una elegante entrada a este mundo que hace parte de la monarquía británica sin la previa o la necesidad de tener una hoja de ruta con anteriores películas para entenderla.
Déjese cautivar con una buena historia como esta que sin dramatismo severos, conmueve y divierte al mismo tiempo.