Por: Sergio Llerena Caballero – Especial desde Lima
En un país conservador como Perú, el que una mujer transexual e indígena quiera ocupar un escaño en el Congreso es algo tan atrevido como resistido, pero Gahela Cari lo está haciendo y está orgullosa de ello.
Cari, que a sus 28 años candidatea para las elecciones generales del próximo 11 de abril por la coalición Juntos por el Perú (izquierda), se muestra en público ataviada con prendas típicas de las mujeres de los Andes y con un pañuelo verde cubriendo su cuello.
“Evidentemente mi candidatura genera una serie de sentimientos en gente a la que le gustaría que desaparezca en estas elecciones o que deje de hacer política, pero creo que en otra gente mi candidatura genera ilusión”, dice la postulante, quien no ha estado libre de ataques por ser una mujer transexual en las de por sí encarnizadas disputas por el poder en Perú.
Llámame por mi nombre
Hace unas semanas, durante un debate con un candidato de un partido conservador, Cari fue aludida por su nombre legal y masculino, algo que motivó que los entes electorales hagan un llamado a respetar la identidad sexual de los participantes en la contienda.
Cari minimiza ese incidente como una anécdota entre muchas que han jalonado su vida como parte de una minoría, a su juicio, marginada, pero también le sirve de impulso para empeñarse aún más en una de las principales propuestas políticas que lleva en sus planes: una ley de identidad de género.
“Las personas transexuales no tenemos derecho a tener un documento que revele nuestra verdadera identidad, que nos obliga a asumir los trabajos más precarizados y por eso propongo una ley integral “trans” para poner fin a esta situación, para que podamos acceder a nuestro derecho a tener un documento que respete nuestra verdadera identidad”, dice.
Cuando es inquirida sobre si se considera una provocadora dentro del concierto político peruano, evita dar una respuesta sobre si impacta o no su presencia, o le juega a favor en términos proselitistas o mediáticos; parecen tenerla sin cuidado las reacciones negativas considerando además su origen indígena, otro componente desafiante para un status quo que, alega, desea cambiar.
Cambios de sistema
Por el contrario, y dentro de las limitaciones para realizar una campaña presencial a causa de la pandemia de coronavirus, la candidata apuesta por una campaña “hecha con amor” y con la participación de colectivos de artistas, para llegar al electorado de una manera diferente; aun cuando en redes sociales -la plataforma a la que se ha apelado a falta de mítines – los comentarios agresivos son frecuentes y siempre apuntando a su identidad sexual o su origen étnico.
Hija de una madre campesina humilde, Cari se define como “contestona, malcriada, bailarina, pansexuala y mundana”, y desde esa posición plantea propuestas políticas que “combatan el modelo económico extractivista”, la creación de un impuesto a las grandes fortunas, así como luchar contra “el sistema capitalista y patriarcal”.
Siendo este proceso el segundo en el que participa para tentar representatividad en el parlamento, una eventual victoria electoral la colocaría como la primera persona transexual en ingresar al Congreso de Perú.
Las resistencias sociales son fuertes y las urnas serán las que finalmente hablarán.