El Día Mundial de la Salud Mental se celebra cada año el 10 de octubre con el objetivo de concienciar sobre los problemas de salud mental y movilizar esfuerzos para apoyar el bienestar mental en todo el mundo.
Para 2025, el tema anunciado por la Organización Mundial de la Salud es “Salud mental en emergencias humanitarias” (Mental health in humanitarian emergencies), haciendo énfasis en cómo las crisis, guerras y desastres naturales, agravan los desafíos psicológicos.
Este día nos recuerda que la salud mental no puede esperar, que necesita espacio en la agenda pública, en las escuelas, en los hogares y en los trabajos.
Datos y cifras que alarman
1. Más de mil millones de personas viven con trastornos mentales
Un informe reciente de la OMS revela que más de 1 000 millones de personas globalmente viven con un trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes.
Estos padecimientos no discriminan edad, género ni posición social.
2. Discapacidad y mortalidad prematura
- Los trastornos mentales representan aproximadamente 1 de cada 6 personas en el mundo sufre una discapacidad importante a nivel mundial.
- Las personas con condiciones mentales severas pueden vivir entre 10 y 20 años menos que la población general.
Estos datos reflejan que no es solo un problema “invisible”, sino que impacta profundamente la vida, la productividad y la longevidad.
3. El costo económico es gigantesco
- Solo la depresión y la ansiedad cuestan a la economía global cerca de 1 billón de dólares al año en pérdidas de productividad.
- En muchos países, el gasto público en salud mental es mínimo: la mediana global del gasto público en salud mental no supera el 2 % del presupuesto total de salud.
Cuando no invertimos en salud mental, pagamos un precio más alto con enfermedades agravadas, ausentismo, menor calidad de vida.

4. Los jóvenes están entre los más afectados
- En un estudio de Ipsos realizado en 31 países, se encontró que Gen Z (especialmente mujeres jóvenes) es el grupo más vulnerable: 40 % reporta sentirse deprimida (o con periodos de tristeza) varias veces a lo largo del tiempo.
- En promedio, 62 % de las personas dicen haber sentido estrés en un grado que afectó su vida diaria en el último tiempo.
Jóvenes y adolescentes enfrentan presiones enormes: redes sociales, comparaciones constantes, incertidumbre sobre el futuro, exigencias académicas. Muchos no saben cómo pedir ayuda, o tienen miedo al estigma.
5. La brecha del tratamiento es abismal
- En países de ingresos medios y bajos, se estima que hasta el 75 % de los jóvenes con trastornos mentales no reciben el tratamiento que necesitan.
- En muchos lugares, hay menos de 1 profesional de salud mental por cada 100 000 personas.
La falta de acceso por distancia, costo, estigma hace que muchas personas sufran en silencio.

6. Suicidio como consecuencia trágica
En 2021, cerca de 727 000 personas murieron por suicidio en todo el mundo, convirtiéndose en una de las principales causas de muerte entre jóvenes.
Reducir las muertes por suicidio figura como uno de los objetivos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero el progreso hasta ahora ha sido lento.
Cada uno de esos números representa personas, sueños truncados, familias que quedan con cicatrices emocionales.
Cómo actuar: recomendaciones para jóvenes
Aquí tienes algunas acciones concretas que tú, como joven, puedes hacer para transformar estas cifras en esperanza:
Para ti mismo / para tus amigos
- Habla sobre lo que sientes: expresar emociones (ansiedad, tristeza, mareo interno) no es debilidad sino valentía.
- Infórmate: busca fuentes confiables (OMS, ministerios de salud, organizaciones especializadas). Saber qué es la depresión, la ansiedad, cuándo buscar ayuda, desmitifica el miedo.
- Conecta con otros: rodearte de amigos, grupos de apoyo, comunidades afines puede hacer una gran diferencia.
- Practica autocuidado diario: ejercicio, dormir bien, meditación consciente, desconexión digital, pasatiempos que te reconforten.
- Busca ayuda profesional: un psicólogo, psiquiatra, consejero puede ofrecer recursos reales. No tienes que enfrentar esto solo.

A nivel social, educativo y comunitario
- Incorporar programas de salud mental en escuelas, universidades, centros comunitarios.
- Capacitar a maestros, líderes juveniles, voluntarios para reconocer signos de alerta (aislamiento, cambios de humor, caídas en el rendimiento).
- Políticas públicas que garanticen acceso asequible a servicios de salud mental.
- Campañas de comunicación que rompan el estigma y visibilicen historias reales de superación.
- Integrar salud mental en planes de emergencia humanitaria, porque el trauma y la crisis suelen dejar secuelas emocionales profundas.