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Ipanoré, Casa de la Sabiduría

Ipanoré es la maloca más grande de América Latina y está ubicada Ceima Cachivera, una comunidad indígena a pocos kilómetros del casco urbano de Mitú, en el departamento del Vaupés. Casa de la Sabiduría es el nombre que la comunidad le ha dado a ese espacio, lo prefieren al uso de la palabra maloca, que tiene un origen colonial. Este sitio web es uno de los resultados de un proyecto de investigación-creación desarrollado participativamente entre la comunidad y UNIMINUTO, es un espacio digital para lo que desde la academia habíamos llamado museo virtual comunitario, y que en concertación con la comunidad hemos llamado Casa de la Sabiduría, así entonces identificaremos las palabras “museo” y “maloca” como espacios para preservar saberes, esto es lo que da el nombre al proyecto: Ipanoré, Cada de la Sabiduría.

Ceima Cachivera está conformada por treinta y ocho (38) familias pertenecientes a diferentes etnias: Tucano, Cubeo, Yurutí, Wanano, Desano, Piratapuyo, Barasano, Makuna, Siriano, Itano y Bará. Su territorio se extiende entre selvas, caños y lagunas, espacios que desde su cosmovisión son sagrados y vitales para la subsistencia y preservación de saberes ancestrales. La comunidad se organiza en torno a prácticas tradicionales como la agricultura familiar, la pesca y la elaboración de artesanías, actividades que reflejan una relación profunda con la naturaleza y el territorio que habitan.

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Todas las familias comparten el mismo mito de origen, su creación se relaciona con un lugar representado como la gran laguna de leche, en Brasil. De allí se originan todos los pueblos indígenas del Vaupés. Esta historia la narran los sabios y sabias de la comunidad, cuentan que una canoa viva, en forma de un enorme güio, como se le dice a la anaconda, venía navegando por los ríos y dejaba a cada grupo en un asentamiento, y así se fueron conformando las etnias. Dicen que la piel del guío estaba pintada de amarillo, con rombos y rayas amarillas y negras, y que el interior de la gran canoa, donde iban las personas, era rojo. Las etnias o clanes se fueron repartiendo por donde se bajaron de la gran canoa, en territorios cercanos al Río Vaupés, el Río Papurí y sus afluentes.

Desde su fundación hasta hoy, se cumplen 50 años de una comunidad intercultural y multilingüe, en la que es común encontrar sabedores que hablan dos o tres lenguas: la de su etnia, la de su pareja, y el español. Sin embargo, entre las nuevas generaciones muchas veces se está enseñando solo el español, lo que pone en riesgo sus lenguas, y esto no solo afecta a la comunidad, sino a la humanidad, pues se pierden visiones únicas sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza.

El patrimonio cultural de Ceima Cachivera es un legado vivo que incluye lenguas indígenas, rituales, mitos, técnicas agrícolas y saberes medicinales. Preservarlo es crucial porque garantiza la identidad cultural frente a la homogeneización global, protege conocimientos ancestrales sobre biodiversidad y manejo sostenible del territorio, fortalece la cohesión comunitaria y la transmisión intergeneracional de valores, cantos y rezos tradicionales.

Algunas prácticas ancestrales que se conservan y hacen parte de la soberanía alimentaria son el sistema de chagras, el conocimiento sobre ciclos lunares para sembrar, el uso ritual y curativo de plantas como el tabaco, la coca y el yagé, acompañado de cantos y rezos. Aunque productos industrializados como el plástico han intentado desplazar artesanías tradicionales, el ritual relacionado con la elaboración de matafríos, cernidores, sopladores e instrumentos musicales, tiene significados espirituales que es necesario preservar como ejercicio de resistencia cultural.

| Nota del editor *

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