Por: Esteban Garzón
Después de 13 años la franquicia de ‘La noche del demonio’ regresa con sus primeros protagonistas, incluyendo al mismo actor que interpretó a Dalton el niño que dio comienzo a la saga, en esta nueva entrega ya con más de 20 años y en la universidad será nuevamente protagonista junto a su padre y madre. En el inicio queda claro que, para escapar de los eventos de las primeras películas, han acudido a hipnosis y reprimieron sus recuerdos para mantener las sombras alejadas.
Sin embargo, eso arruinó sus vidas ya que Josh y Renai se han separado, las lagunas han retraído ha Dalton de su familia y hermanos, sus vidas están quebradas y tras la muerte de Lorraine, la abuela que sabía todos los secretos y la partida de Dalton hacia la universidad se desencadenan una serie de eventos que le abrirá la puerta a esos infernales seres.
Patrick Wilson quien interpreta a Josh, es también el director de la cinta y este es su debut en la dirección aunque ya tiene una basta experiencia en el género como actor, además de ser protagonista en esta saga también lo ha sido en la del conjuro (donde interpreta a Ed Warren), y la verdad hace un trabajo extraordinario en esta entrega.
Es una película que juega con los recursos visuales y los símbolos para mantener un suspenso prolongado, con los miedos primitivos a lugares cerrados, la oscuridad o lo invisible logra mantener al público alerta y mirando sobre su hombro. De igual manera logra varias escenas que hacen sacudirte del asiento y en lo personal, experimenté una angustia prolongada en la escena de la tomografía.
De la saga de ‘La noche del demonio’ esta película es la que más elementos ajenos al terror aborda, la relación de abandono de padres e hijos, las mentiras para mantener a la familia unida, los sentimientos de culpa, y algunos cameos de anteriores protagonistas (Lin Shaye aunque su personaje murió es icónico y tiene un momento bastante emotivo), logra que en verdad esta película se sienta como un cierre.
La puerta roja es un concepto bastante interesante, una pintura que representa el subconsciente reprimido y que, al exteriorizarla, traerá todos los demonios de la primera entrega y obligara no solo afrontar a los protagonistas de nuevo lo sobrenatural, sino a entender la razón de las relaciones rotas, también explicara algunos elementos anteriores y les dará una relación haciendo que encajen varias cosas en la familia Lambert.
La película cumple en dos aspectos: el primero y más claro, el de asustar, por ese lado es muy difícil que decepcione. El segundo: logra darle un cierre a la familia y a la franquicia, aunque en películas de terror es normal que se sigan produciendo secuelas o precuelas, aun así justifica la entrada a cine, la única recomendación es ver las demás películas para que se pueda disfrutar completamente.