El día del campesino es una oportunidad para reconocer las tradiciones culturales de una de las poblaciones más importantes de Colombia, y una ocasión para proponer un diálogo sobre la historia del campesinado y de cómo sus tradiciones han permeado al resto de la nación, las cuales son parte fundamental de nuestra historia como república.
Al observar la historia y la cultura campesina podemos comprender buena parte del origen del conflicto armado interno colombiano y, en general, de la historia del siglo XX, que tuvo como uno de sus rasgos más significativos las migraciones del campo hacia las ciudades.
“Los conflictos del mundo giran alrededor de la tierra porque es donde están todas las riquezas”, afirmó Ernesto Roa, presidente del Coordinador Nacional Agrario.
Los campesinos y campesinas de nuestro país son depositarios de unas tradiciones que hablan de todos nosotros y de nuestra memoria histórica. En estas tradiciones reconocemos la diversidad cultural de nuestro país, puesto que en las áreas rurales también convergen la población indígena, los y las afrodescendientes, y todas las otras poblaciones que conforman nuestro país, en términos generales. En este sentido, esta celebración es también una conmemoración de nuestra diversidad y nuestra multiculturalidad.
Sin embargo, hay una deuda histórica con el campesinado en Colombia y es que, a pesar de conmemorar un día en su honor, en la actualidad es una de las poblaciones que más se ve afectada.
El senador del Polo Democrático, Alberto Castilla afirmó: “Hay un modelo de desarrollo que prioriza la producción transnacional que afecta al campesino, que se niega al desplazamiento”. No solo es la violencia la causante del desplazamiento, pues la entrada de grandes empresas a los territorios hace que el campesino no tenga como trabajar.
“Se requiere de voluntad política del gobierno para que se pueda desarrollar un modelo económico sin que el campesino se vea afectado.” Finalizó el senador Castilla.
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