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Las áreas del páramo de Sumapaz no están en paz

El día que hablé con Mario Zúñiga fue la primera y última vez que lo vi. Un hombre promedio, moreno, impetuoso, de un metro con 64, prendas de jean, recordadas a mi parecer, por los trabajadores de cuello azul en pro de la revolución socialista en Chile.

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Por José Sánchez

El día que hablé con Mario Zúñiga fue la primera y última vez que lo vi. Un hombre promedio, moreno, impetuoso, de un metro con 64, prendas de jean, recordadas a mi parecer, por los trabajadores de cuello azul en pro de la revolución socialista en Chile. Botas robustas, unas gafas oscuras, un maletín de cuero terciado de derecha a izquierda, una boina verde, poco adecuada para su madurez. Y no menos importante; una bandera tricolor, rojo, blanco y azul con la sigla M-19 en el centro. Él, tras varios meses de una retención en la que fue torturado y dejado en el botadero distrital por promover la destitución de Peñalosa, recibió un ultimátum de 48 horas por los paramilitares al acompañar a la localidad cinco de Usme y diecinueve de Ciudad Bolívar en el cierre de Doña Juana.

  • Señor Zúñiga, ¿qué problemas extractivistas hay en Ciudad Bolívar y qué multinacionales e instituciones están interviniendo en la convivencia del pueblo?

Zúñiga: “Ustedes deben saber, que además de la Alcaldía Distrital por el botadero de Doña Juana, existe minería ilegal a cielo abierto en Usme y Ciudad Bolívar. Una de las empresas que está saqueando recurso es Cemex, una multinacional mexicana. Sí ustedes van y miran en toda la periferia y lo que tiene que ver con la Avenida Villavicencio y la Avenida Usme, hay explotación a cielo abierto. Es jodido que al ecosistema lo estén depredando, hemos tratado de sembrar en las zonas de deforestación y así derribar la mano asesina de los poderosos. Además, ahoritica se nos viene supuestamente encima el fracking que quiere llegar a Sumapaz y lo vamos a evitar, no lo permitiremos”.

Sumapaz en riesgo

Sumapaz, bajo la jurisdicción de Parques Naturales de Colombia, es un escenario codiciado y fortuno para los colombianos. No solo es uno de los más importantes del sistema montañoso, sino el ecosistema con la flora y fauna apta para la recolección del recurso hídrico, uno de los únicos en el globo. Este tiene alrededor de cinco mil 667 habitantes, setecientos 80 kilómetros cuadrados, tres corregimientos, y 29 veredas. Es la localidad más grande de Bogotá; aparte de estar ubicada en el páramo más grande del mundo, limita al norte con la localidad de Usme y Ciudad Bolívar; al sur y occidente con el departamento del Huila, y al oriente con unos de los corredores estratégicos de la guerrilla hace 50 años: la Serranía de la Macarena y el departamento del Meta.

Al hablar con Nelson Londoño, funcionario de la Dirección de Recursos Naturales de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, le aclaró a Datéate que “en las áreas de páramo, en especial la de Cruz Verde de Sumapaz, luego del 2015, se prohibió toda actividad minera o de extracción de hidrocarburos en áreas delimitadas como páramos por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible”. Esta entidad, a su vez, actúa como autoridad ambiental autónoma, encargada de tramitar los permisos que son de su competencia y así estudiar y dar todos los elementos técnicos para asegurar la conservación de todos los recursos naturales del país. Por lo tanto, están prohibidas esas acciones extractivas. Solamente aquellos que sacaron las licencias y planes de mitigación de impacto, antes de ser expedida la Ley 1753 del 2015, podrán funcionar hasta que termine su licencia, sin posibilidad de renovación.

El problema radica en que la ciudadanía, como dice Zúñiga, no puede estar al tanto de lo que sucede en la localidad 20. Primero por el viaje, ya que se tiene que llegar al Portal de Usme, tomar un alimentador con destino al centro de la localidad, y tomar un transporte que cuesta alrededor de ocho mil pesos. Las rutas no son constantes, y el viaje desde el centro a San Juan de Sumapaz aproxima más de una hora. Es complejo que los bogotanos se enteren de lo que sucede en esta localidad: “Es un complique para llegar y devolverse. Particularmente, los habitantes de esta localidad no sienten ser parte de Bogotá. Ni siquiera la alcaldía de Sumapaz está en Sumapaz. Es cómico pero duro; esta se ubica en Veraguas Central, Localidad de Puente Aranda”.

Los temas de explotación y exploración en páramos son de preocupación desde que el instituto Von Humboldt identificara 36 complejos de páramos en el país, e interviniera en la regulación de estos ecosistemas en peligro por la minería y las energías fósiles en alta montaña. Esto debido a la ausencia de estudios previos al otorgar licencias, lo que se denominó en el 2009 la piñata de los títulos mineros en el gobierno de Álvaro Uribe, con vigencia de 30 años. Veintiséis títulos actualmente están activos en los páramos a nivel nacional.

En el caso de Sumapaz, La Alianza Colombia Libre de Fracking y Greenpeace, en compañía de organizaciones ambientalistas y sindicales, sectores académicos y procesos sociales de defensa del territorio, se han pronunciado en la Plaza de Bolívar, a lo largo del 2017 y 2018, en contra de la técnica de fracturación hidráulica de yacimientos no convencionales de hidrocarburos, más conocida como fracking. Estos grupos exigen su prohibición, así como la suspensión de los proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos en Colombia.

“Actualmente, al menos, trescientos municipios del país están en riesgo potencial en por lo no menos 43 bloques destinados para exploración y explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales. Varios de estos bloques están ubicados en las cercanías a Bogotá; algunos de ellos en los alrededores de los páramos de Chingaza y Sumapaz”, añade la Alianza Colombia Libre de Fracking en un comunicado y solicitud de moratoria al fracturamiento hidráulico, dirigido al presidente Santos. Hay que tener en cuenta que los yacimientos no convencionales son fuente de petróleo que se extrae únicamente por medio de la fracturación de rocas gigantes en el subsuelo, generalmente bajo el proceso a profundidad del fracking. 

Áreas del páramo de Sumapaz.

 La evidencia de esto se encuentra en el mapa de tierras publicado por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). El contrato COR 33 (municipios de Venecia, Pandi, San Bernardo, Arbeláez, Pasca, Fusagasugá) COR 11 (municipio de Cabrera) y COR 4 (municipios de Arbeláez, Tibacuy, Pasca, Fusagasugá y Silvania) hacen parte de los 43 bloques nombrados que asigna la exploración de hidrocarburos en áreas comprendidas del departamento de Cundinamarca que alcanzan a colindar con la localidad 20 de Bogotá, que abastece de agua al sur de la capital y al resto de sus departamentos vecinos. Varios de estos bloques tienen licencias de exploración con vigencia de 30 años a partir de su aprobación. Datéate los invita a ver este mapa en la página del ANH.

Zúñiga, al igual que los colectivos y varias organizaciones, continuarán labores para evitar que el fracking llegue a Sumapaz, sabiendo que al país le quedan tan solo 4,5 años de explotación de petróleo de yacimiento convencionales y el fracking es una alternativa económica a la exportación del crudo.

| Nota del editor *

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