La Fundación RAISAB (Raíces y Saberes) nació con el propósito de acompañar a comunidades en situaciones de alta vulnerabilidad, especialmente a niños, adolescentes, jóvenes y mujeres. Su labor se centra en el apoyo psicosocial, rescatar prácticas y saberes ancestrales, y trabajar de la mano con otras organizaciones en proyectos de cuidado del medio ambiente.
En el programa En medio del Trancón de UNIMINUTO Radio tuvo la oportunidad de conocer la historia de emprendimiento de Nadia Charrupi, creadora de la Fundación RAISAB (Raíces y Saberes) y además, egresada de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, un emprendimiento social que nació desde su vocación de servicio y el deseo de dejar huella en las comunidad. La Fundación contó con el respaldo de Centro Progresa, entidad que hace parte de UNIMINUTO, esta entidad facilita oportunidades de empleabilidad, emprendimiento y educación.
Nacida en Buenos Aires, Cauca, un territorio marcado por las brechas sociales, Nadia encontró su motivación para trabajar para quienes más lo necesitan y es por esto que decidió crear un emprendimiento enfocado más en lo social que en las ganancias que podría tener, “lo económico es importante, pero quienes emprendemos desde lo social sabemos que el verdadero resultado está en transformar vidas y dejar huella”, afirmó Charrupi.

Para muchos no es un secreto que emprender en Colombia es una tarea compleja y en muchas ocasiones se ve como imposible, para Nadia, “emprender es, ha sido y será muy duro, es una lucha diaria y estamos en eso. Pero desde que lo hagas con pasión y vocación, eso te da fortaleza para continuar”, expresó Charrupi al relatar cómo, pese a los tropiezos, ha logrado salir adelante con su Fundación sin ánimo de lucro.
Uno de los momentos más difíciles que recordó Nadia, llegó en el primer año de la Fundación. Apenas estaba aprendiendo cómo se maneja una entidad sin ánimo de lucro y, en medio de la inexperiencia, recibió una multa por parte de la DIAN por desconocimiento en temas tributarios, “una entidad sin ánimo de lucro se levanta así, sacando de tu propio bolsillo, pero esas caídas también te enseñan”, relató Charrupi. Esa experiencia le mostró que emprender no solo requiere vocación, sino también aprender sobre trámites, normas y obligaciones legales que muchas veces no se enseñan, pero que son parte del camino.
Hoy, después de cuatro años de esfuerzo, RAISAB empieza a ver frutos. No son cifras o sumas de dinero, sino transformación social, niños que reciben acompañamiento, madres que encuentran apoyo y comunidades que reconocen la importancia de rescatar tradiciones y cuidar el medio ambiente, “le diría a mi yo del pasado que llorara tranquila, porque esas dudas y esos momentos difíciles hacen parte del camino. Hoy entiendo que la duda no es opción, aunque cueste y aunque llores, hay que continuar”, concluyó Charrupi.
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