Por: Diego Castro
Recientemente se ha visto, a través de la mayoría de distintos medios de comunicación, cómo las fuerzas del Estado cometen abusos de autoridad, atentando contra la población civil. Los abusos, en gran parte, son conocidos por la opinión pública a través de las redes sociales.
¿Hace falta una reforma a instituciones como la Policía o el eEjército? Sin duda sí. Sonará cliché y repetitivo, pero generaría un cambio revolucionario formar con base en la pedagogía, entender cómo se constituye el país y formar en sexualidad para no caer en el error de atentar o abusar de los ciudadanos.
Un breve resumen para la memoria: las violaciones a menores que manchan al Ejército, el exceso de fuerza en un simple control de la Policía, incluso el no saber cómo se realiza una detención siguiendo el debido proceso, entre otros, son aspectos que llevan a preguntarse si es necesario y viable una reforma estructural del Ministerio de Defensa, la cabeza principal de las Fuerzas Armadas.
En informe realizado por Temblores ONG, organización que trabaja en pro de los Derechos Humanos y que investiga hechos de abuso estatal, cuenta que en el año 2018 se presentaron 101 casos de violencia sexual por parte de miembros de la Fuerza Pública, mientras que en 2019 fueron 86 casos. La misma investigación agrega que las mujeres son las más afectadas con un 74%.
Del mismo modo están defensores de Derechos Humanos, periodistas de medios tradicionales e independientes, políticos opositores del gobierno e incluso algunos oficialistas, que han sido víctimas de interceptaciones ilegales, más conocidas como “chuzadas”.
El año pasado renunció Guillermo Botero al Ministerio de Defensa por el bombardeo a un campamento de grupos insurgentes donde luego se comprobó presencia de menores de edad, según denuncia del senador Roy Barreras. Al poco tiempo renunció el General Nicacio Martínez, comandante del Ejército Nacional, cuando la investigación de la Revista Semana sacó a la luz su investigación sobre las “Chuzadas 2.0”.
Ahora, con nuevo ministro y comandante, las cosas no han cambiado mucho. Por el contrario, podría decirse que empeoraron. Si una de las funciones principales de las fuerzas de seguridad del Estado es proteger a la ciudadanía ¿por qué realmente no lo cumplen? ¿por qué siguen los hechos que no son justificables con el argumento de las pocas manzanas podridas, cuando se trata de una institución incapaz de cumplir a cabalidad las tareas asignadas por la Constitución Política? De presentarse dicha reforma, la otra cuestión es ¿cómo se debería construir la propuesta de cambio? ¿quién debería realizarla? Y lo más importante ¿cómo estar seguros de que se cumpla?